Dejemos volar nuestros sueños y fantasías. Pequeñas historias basadas en relatos propios, películas, libros y todo lo que queramos sobre Chris Evans y sus personajes. Dedicado para quienes les gusta soñar despiertos como yo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MINI HISTORIA
Con Lloyd Hansen
LLOYD'S POV
- Buenos días, calabacita — dije ni bien ella se despertó, intentó gritar, pero estaba amordazada, me acerqué para querer bajarle la mordaza, pero retrocedió asustada y cubrió su cuerpo — tranquila, no te haré nada, princesita — bajé la mordaza, ella me mordió los malditos dedos, se apresuró a correr hacia la puerta, pero cayó al piso por la soga atada a sus pies, me acerqué a ella y le di la vuelta.
- ¡Auxilio! — gritaba sin parar.
- ¡Shhh! Nadie te va a oír aquí, estás muy lejos de casa, solecito, el papá de América no podrá rescatarte — aseguré mientras ponía mi mano sobre su boca, ella balbuceaba, quité mi mano.
- ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? Mi papá te dará lo que quieras, solo tienes que contestar cuando llame, además serías muy estúpido si te metes conmigo, con mi familia, soy la hija del presidente de los Estados Unidos.
- Lo sé, es por eso es que eres la elegida, ______ Biden, 24 años, graduada con honores en Psicología en Princeton, diriges la fundación de tu madre para víctimas de violencia familiar, tus actividades favoritas son leer, el ballet y escuchar música clásica, suenas tan aburrida, pero eres la hija preferida de papi — la tomé de las muñecas para alzarla de un solo tirón y aventarla contra la cama — no quería ser rudo, pero no me das otra opción — me agaché a su altura — serás la niña buena de siempre y cuando papi llame, gritarás muy asustada y pedirás que te saqué de aquí — alcé mi teléfono — vaya, mira, es papi, haz tu parte para que te puedas ir pronto — contesté y lo puse en altavoz — hola, papi.
- Necesito saber que mi hija está bien — pidió, le extendí el teléfono.
- Papá, estoy asustada — dijo sollozando, le arrebaté el teléfono.
- Ya la oíste, así que empecemos a negociar — dije satisfecho.
- ¿Cuánto quieres? — preguntó sin rodeos — solo dime la cantidad y en dónde.
- Me encanta esa actitud, pero más bien es algo que quiero que hagas — él guardaba silencio a la espera de mis palabras — quiero que lances los misiles de tus bases en Medio Oriente hacia Rusia, quiero una guerra, papi.
- No puedo hacer eso — respondió con la voz ligeramente temblorosa, tomé a la chica del cabello para pegarla a mí y lamer su mejilla, ella gritó — por favor, pídeme otra cosa — imploró.
