Un beso

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No lo podía creer, Ramon había estado a centímetros de mi y todo había terminado en nada.

Como soy la Reina, mi prioridad siempre va a ser ayudar y atender a mis trolls, pero desearía con mi vida que mi amiga Dj Suki no hubiese llegado justo en ese momento.

"¡Perdóname, Poppy! Juro que no los había visto" grita Suki luego de que Ramon se fuera, mientras corre a arrodillarse ante mí. "No te preocupes, Dj, está bien" aunque claro que no estaba bien, por dentro estaba ardiendo de rabia y solo ahí desearía no haber sido reina, pero no quiero hacer sentir mal a mi amiga. Le pregunto que sucede y voy a ayudarla.

Cuando llego a mi capullo, ya era bastante tarde, por lo que me acuesto en posición de estrella en mi cama y me pongo a pensar "¿Qué hubiese pasado si no llegaba en ese momento?" me cubro mi cara sonrojada con mis manos y pronto me duermo.

Al día siguiente comencé mi día normal, me levanté cantando una pieza musical, saludé a todos los trolls, vi la agenda de cosas por hacer, pero durante toda la mañana no fui capaz de sacarme la imagen de Ramon de la mente, ¡fue una tortura!

Finalmente llegó el momento de la mañana en el que él llegaba a la villa y me iba a ver. Siempre que lo veo caminar hacía mi, me dan ganas de correr hacia el, saltar para que me sostenga y besarlo hasta más no poder.

Esperé a que llegara mientras hablaba con Chiquilina y llegó, de lejos vi su deslumbrante cabellera azul, su hermosa y suave piel medio celeste y sus increíbles ojos. Caminó hacía nosotras con una sonrisa nerviosa, cuando llegó lo miré tímidamente y caminé hacía él para darle su abrazo matutino, ya era costumbre, nunca había un día en el que no hiciéramos esa linda rutina. Me recibió poniendo sus cálidos brazos en mi cintura, me encantaba que hiciera eso, me daba mariposas en el estómago. Cuando nos separamos evitamos miradas pero reímos como dos adolescentes que se acaban de declarar su amor.
"Hoy tenemos que hacer muchas cosas, chicos, así que olvídense de tener descansos" avisó la troll más pequeña. Ambos la miramos y pusimos cara de ya exhaustos.

Chiquilina tenía razón, no descansamos nada durante todo el día, con Ramon no habíamos hablado sobre lo que había pasado la noche anterior, aunque sabía que él tampoco lo olvidaba, porque mientras hacíamos cosas me mirada yo estando concentrada en otra cosa y cuando me daba vuelta para verlo él se sonrojaba y volteaba rápidamente a seguir con sus tareas.

Hacíamos como que nada pasaba, pero ambos sabíamos que no era así, algo había pasado, algo grande que había cambiado algo entre nosotros.

Lo amo tanto, desde que me dijo que me amaba dentro de esa olla antes de ser servidos para los bertenos, yo supe que lo amaba y que me enamoraría de él y así fue. Dios, me encantaba Ramon, a quien engaño, daría todo porque me besara.

Terminamos de hacer nuestros deberes más tarde de lo esperado. Chiquilina finalmente se despidió de nosotros y se fue a su capullo.

Ramon y yo quedamos solos, al percatarnos nos miramos y sonreímos nerviosos, me acerqué a el caminando lentamente y paré cuando estaba lo suficientemente cerca.

"¿Q-qué sucede, Poppy?" pregunta nervioso y con voz tembloroso, al escucharlo solo río. "Nada, ¿te molesta que me acerque a ti de esa manera?" pregunto coqueta mientras con ambas manos acomodo el cuello de su chaleco de hojas, puedo ver de reojo qué está completamente sonrojado.
"No, no, solo que-" dice pero se calla "¿Sí?" pregunto de manera coqueta subiendo mi mirada hasta llegar a sus ojos.
"Y-yo creo que es tarde, hoy hicimos bastantes cosas, deberíamos ir a descansar..." responde entrecortadamente intentando mirar hacía cualquier otro lado que no fuera mi cara.
Finalmente se rindió, nos miramos y le sonreí, tomé su mejilla gentilmente, giré un poco y le planté y tierno beso en su cachete derecho. "Tienes razón, nos vemos mañana, Chiqui-Ramon"

Al observarlo, puedo notar que está completamente congelado, tieso, con una expresión de nervios que jamás olvidaré, sus ojos azules reflejaban las estrellas de la hermosa noche, sus labios mostraban una sonrisa de vergüenza y sus mejillas estaban tornadas en un color cálido que era imposible no notarlo. Me encanta todo de él.
"Claro, claro" dice mientras me mira embobado y se lleva su mano a su mejilla donde había dejado el beso. Le doy mi más sincera sonrisa y antes de caminar le miro los labios, esos labios que alguna vez me gustaría besar.

Me voy saltando con una sonrisa de oreja a oreja sabiendo que me había pasado de coqueta y que lo había dado todo.

Llego a mi capullo con sonrisa triunfadora, al entrar lo primero que hago es ver desde la ventana y Ramon seguía ahí, totalmente inmóvil, con su mano derecha en la misma posición que lo había visto, ver eso me causó un shock de ternura, corrí a mi cama, tomé una almohada y grité de emoción, no podía creer lo que había hecho, brinqué por toda mí habitación, saltando, corriendo, dando vueltas, cuando volví a mirar por la ventana, Chiqui-Ramon ya se había ido, de seguro a su búnker ya que era tarde.

Esa noche dormí con una sonrisa inmensa en mi cara, tanto que al día siguiente me dolió la cara de una manera que pensé que era imposible y cosa que nunca me había pasado aunque yo siempre sonrío mucho.

El día siguiente realicé mis actividades de siempre, estaba muy feliz y al parecer mis amigos trolls lo notaron. "¿Qué pasa, Poppy? Estás más contenta de lo normal" "¿Te sientes bien?" "Cuenta, Cuenta" Al escucharlos solo aumentó mi sonrisa, les dije que nada importante y me fui saltando.
Un rato después me topé con Diamantino quien me dijo qué haría una fiesta en la noche, así que fui a mi punto de encuentro con Ramon y esperé al igual que siempre.

Esperé más rato de lo normal y me preocupé, me puse triste porque pensé que se había sentido incómodo con lo que había hecho ayer. Comencé a caminar para ir al centro de la villa nuevamente notablemente decaída hasta que escucho unos pasos apresurados detrás de mi, volteo rápidamente y antes de ver quien era ya estaba en el suelo.

Era él, mi Ramon.

"¡Ay perdón! Es que justo te estabas yendo, perdóname por llegar más tarde de lo habitual" dijo apenado mientras seguía encima mío, miles de escenas sucias pasaron por mi cabeza con ese momento, ay Poppy.
Cuando volví a la realidad sonrojada, sonreí y lo abracé fuerte, a lo que él correspondió con una mano en mi espalda y otra apoyándose en el suelo. "No te preocupes, Ramon" digo suavemente en su oído, lo escucho reír "Deberíamos pararnos..." dice mientras esconde su cabeza en mi cuello, puedo sentir su respiración en mi piel, me volvía loca.
"¡Si, si!" grito por los nervios y se para, me ofrece una mano para yo pararme también, los dos ya parados con las manos sujetadas nos miramos con sonrisas tímidas y empezamos a caminar, sin deshacer el agarre.

Estaba feliz, Ramon me hace feliz. Y estar tomada de su mano con él también, todo lo que tenga que ver con Ramon lo amo.

Pero tristemente llegó un momento en el que nos pidieron a ambos ayuda, por lados distintos, con el dolor de mi alma lo tuve que soltar, pero antes de, sonreímos, nuestros ojos hablaron por si solos, diciendo que no se querían soltar.

Rápidamente llegó hora de arreglarse para la fiesta, estaba muy emocionada, fui corriendo a mi capullo y rebusqué por todo mi armario algún vestido que dijera "Fiesta Diamantino", encontré uno que me habían hecho las gemelas hace rato pero que nunca había tenido la oportunidad de usar, era hermoso, tenía de base un color lila y sobre eso una exagerada capa de brillos tornasoles. Me vestí y me puse una flor de accesorio en el pelo.

Cuando salí ya era hora de ver si estaba todo listo para darle inicio a la fiesta.

Todo estaba perfectamente listo para comenzar la brillante fiesta.

Me haces feliz (Broppy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora