2. Solo coincidencia

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El canto de los pájaros sonaba por todo el pueblo, pero nada se comparaba al viejo y malhumorado perro de Lejía que ladraba por todas las habitaciones para despertar a los cautivos

Katherine estaba acostumbrada a esto, se levantó de la cama de un salto y sacudió levemente el hombro de Willy para despertarlo

El joven murmuró algo inaudible y finalmente abrió los ojos

—¡Willy! Vamos despiértate, es tu primer día y vamos a comenzar con fallas...—. Ella se alejo de él y se sentó en la cama para ponerse y abrocharse sus zapatos que no eran más que unas viejas y cafés botas

Willy se levantó de golpe al igual que ella, se apresuró a simplemente arreglar su chaleco y abotonarse su camisa, acomodó levemente su cabello rizo detrás de sus orejas y se paró firme y derecho frente a Katherine

—Estoy preparado, creo...—.

Katherine se apresuró a llevarlo abajo hacia la lavandería donde le asignó la tarea de planchar la ropa mientras que los demás cautivos seguían en sus tareas diarias, Willy fue presentado a todos pero la mayoría no tenía otro interés más que salir de ahí

El día no iba ni a la mitad y Willy ya estaba cansado de pasar la plancha por miles de telas mojadas. Mientras tanto Katherine estaba mas que tranquila paseando por el pueblo con su carrito de ropa arrastrando, iba de casa en casa entregando la ropa que la gente dejaba en la lavandería de la señora Fregoso

En su camino de vuelta hacia la lavandería Katherine escucho una plática muy sólida y seria entre dos oficiales de policía, ella rápidamente se escondió detrás de una pared para poder escuchar atentamente

—¿Que deberíamos hacer? Sabes que la señora Fregoso adora a las presas jóvenes y por eso la mocosa está ahí.—. Dijo uno de los oficiales

—Juraste que la mocosa no nos daría problemas, todo fue tan repentino desde que llegó el chocolatero ese a hacernos la vida imposible—. El otro respondió

—La mocosa no es el problema, es el joven Wonka, es más exitoso y dedicado que los tres grandes, y eso va a ser un problema, tal vez ahora esté encerrado pero cuando pague su deuda se hará millonario con esos chocolates—.

—¿De verdad crees que saldrá de ahí? Llevo diez años sin ver a Lottie, ella era mi prometida...—

—Bueno tienes razón, no hay de que preocuparse entonces, solo seguir como estábamos y continuar con el trato...— El oficial mas robusto frunció el ceño al escuchar un ruido, era Katherine.—Oye Math... ¿escuchas eso?—. Caminó con pasos lentos hacia el escondite de Katherine

Ella rápidamente entró en alerta máxima, saliendo de ahí de un salto hacia una pequeña cafetería donde pudo esconderse antes de que los oficiales sospecharan

Quedó fascinada al ver la cafetería donde se había metido, el menú era extenso y colgaba del techo como un sofisticado candelabro, la variedad de chocolates y cafés eran hipnotizantes para ella. Rápidamente metió su mano a su bolsa donde sacó 8 monedas brillantes y gustosas

—Huh... quiero un... café de vainilla mediano, por favor—. Ella habló suavemente hacia la cajera la cual solo asintió y comenzó a preparar el café

Katherine casi se pone pálida al ver el precio, 10 monedas era su próxima deuda y ella solo tenía 8, comenzó a preocuparse cuando la cajera se acercó con el pequeño vaso y la miro apáticamente esperando el dinero

—Yo... solo tengo ocho monedas, ¿Hay otra forma de saldar las otras dos monedas...?—. Ella dijo con las mejillas rojas de vergüenza

—Si no tienes como pagar, lárgate de aquí—. Dijo la mesera con una mueca de disgusto

—Ella tiene con que pagar—. De pronto una voz roncamente masculina interrumpió el denso ambiente entre ambas mujeres

Un chico alto de cabello negro, piel pálida, ojeras rosas, cabello perfectamente lacio y separado por la mitad con ni una sola gota de gel, capto la atención de Katherine

—Aquí tiene, buen día—. El chico entregó las justas diez monedas y tomó el café de Katherine, luego sorprendentemente envolvió un brazo al rededor de los hombros de la chica, llevándola con el hasta afuera de la cafetería

Cuando ambos estaban lo suficientemente lejos de la cafetería el chico la soltó y dio un paso atrás respetando su espacio, Katherine tenía las mejillas aún más rojas, el extendió su mano para darle el café a Katherine y ella aceptó tímidamente

—Perdona la indiscreción de no presentarme primero, soy Louis Jackson—. El se presentó con una cálida sonrisa, sus ojos azules estaban firmemente atados a los ojos color chocolate de Katherine 

—Huh-... yo-... yo soy Katherine...—. Ella dijo torpemente, sus ojos vagaron por el atuendo del joven, tenía ropa demasiado sofisticada que hacía un contraste imponente contra el viejo vestido cafe de Katherine

—Un gusto conocerte Katie, ¿Me darías el honor de tener tu número?—. El pregunto atrevidamente con una sonrisa confiada

—¿Número? Yo no tengo esas cosas y-... ya casi anochece, debo irme, muchas gracias Louis, espero nos volvamos a ver...—. Dijo tan rápido que apenas si el joven pudo entenderle, ella tomó la manija del viejo carrito y se apresuró a salir de ahí

Louis ahora tenía una pista de donde encontrarla, el logo de la lavandería Fregoso estaba impreso en el carro que llevaba Katherine, el joven luchó para ocultar su leve sonrisa

En el camino Katherine se apresuró a llegar a la lavandería ya que esa pequeña distracción le podría costar otra noche durmiendo en ese frío armario, pero en el camino no pudo evitar pensar en la cara del joven que la acababa de ayudar, el la llamó Katie nadie antes la había llamado por un apodo tan lindo, su mente daba vueltas mientras ella trataba de olvidarse de ese encuentro, el solo estaba siendo amable y ella no tenía posibilidad alguna de verlo de nuevo... ¿verdad?

Llegando a la lavandería dejo el carrito en el patio y se dirigió hacia la habitación de Willy, sus nudillos ni siquiera tocaron dos veces la puerta antes de que Willy abriera y con rapidez la tomara suavemente de los brazos llevándola a su habitación

—Oh Dios mío Katherine, no sabes lo mucho que estoy sufriendo ahora...—. El dijo dramáticamente mostrando sus manos las cuales sólo tenían un leve y pequeño corte. —No puedo creer que te atrevieras a dejarme solo, pude haber muerto y... ¿porque tienes las mejillas rojas como tomate?—. Pregunto dando un paso hacia ella para examinarla de cerca

—¿Rojas? ¿De que hablas? Para nada...—. Ella mintió nerviosamente apartando la mirada

—No, estoy seguro de lo que estoy viendo, estás avergonzada o estás enamorada, no hay otra opción—. Se cruzó de brazos firmemente esperando su respuesta

—Es solo el calor, no debí llevar este suéter hoy...—. Ella se quitó el delgado suéter y lo colgó en el clavo detrás de la puerta, sabía que Willy no la dejaría dormir en el armario de nuevo, ya tenía su cama instalada

La habitación era absurdamente pequeña, pero Willy era más que un caballero, cedió su cama a Katherine mientras el ya tenía otra cama improvisada con cobertores en la esquina de la habitación

—Te creo...—. Arqueo una ceja curioso pero decidió dejar sus sospechas a un lado

—¡Ah! Y esto es para ti...—. Ella tomó el vaso de café y se lo extendió a Willy amablemente

—¿Para mi...? Eso significa que te acordaste de mi...—. Dijo casi en un suspiro de emoción, sus mejillas se pusieron color tomate justo como la acusación que acababa de hacer, el tomó el café y levantó la vista hacia Katherine la cual lo miraba nerviosa para saber si le gustaría el café

No hubo respuesta... solo un fuerte abrazo que la tomó por sorpresa, Willy tuvo que agacharse para abrazarla pero eso no era problema, Katherine estaba sorprendida ya que nunca la habían abrazado antes, este era un momento especial, su momento especial, aun que Louis no saldría de la cabeza de Katherine tan fácil, al menos ella lo mantendría en completo secreto...

COME WITH ME - Willy Wonka & Katherine (FANFIC) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora