Un granjero bastante callado se ha mudado a el Pueblo pelícano, concretamente a la granja que le dejó como herencia su abuelo.
El granjero decide conocer a sus nuevos vecinos pero nunca pensó que alguien viviría en la playa hasta que uno de sus anim...
Era de nuevo otro sueño pero este lo hacía temblar, lo hacía sudar y sentir como si todo si cuerpo estuviera hirviendo.
Esta vez estaba de nuevo con el granjero, empujándolo contra su escritorio para que estuviera boca abajo contra el mueble mientras le agarraba de las muñecas y lo embestía con fuerza, los gemidos del granjero y el crujido del mueble no podían ser escuchados por nadie, solo por ellos dos. Elliott estaba siendo rudo, tenía años sin sentir el placer de un encuentro acalorado... Pero, ¿por qué estaba con el granjero? El granjero solo tenía 25 años y Elliott ya tenia 32... No quería parecer como un pervertido pero su mente no dejaba de repetir ese sueño en su cabeza, incluso aún estando despierto.
Decidió salir de su cabaña y tomar aire, tal vez eso era lo único que necesitaba... Hasta que vio al granjero pescando justo fuera de su casa, su respiración inmediatamente se hizo pesada y empezó a sentir una gran excitación así que entró a su hogar de nuevo, apoyándose contra la puerta.
¿Por qué diablos se sentía así? Odiaba ese sentimiento. Ahora su cuerpo se movía por si solo, estaba desabrochándose el cinturón y los pantalones, sacando su miembro ya erecto de sus boxers y empezando a mover su mano alrededor de su virilidad, su respiración se hacía entrecortada y muy pesada, no podía entender porque su cuerpo necesitaba de tal deseo carnal y acalorado, nunca había tenido la necesidad de hacer esto.
Su mano se movió más rápido al solo pensar en el granjero, un pequeño gruñido de satisfacción salió de sus labios. Quería compartir este momento con el joven pero no podía, a penas se conocían... Esto no estaba bien...
Y siguió así por unos cuantos minutos hasta que llegó a su límite, corriéndose en su mano y mordiéndose el labio para retener un gemido agudo. Él suspiró, se limpió la mano y el pene y se acostó en su cama, no podía creer lo que había hecho.
