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Los destellos del sol caían por su ventana, haciéndola arrepentirse de haber olvidado dejarlas cerradas ayer, con una resaca y un par de dólares metidos en la cartera, debió de haber sido horrible.

Oyó a Rosé mover sus cosas fuera de la habitación, lanzando insultos al aire, riendo de algo que no alcanzaba a oír.

No recordaba nada de lo que hizo ayer, solo recuerda haberle vomitado la parte trasera del asiento al conductor del auto en el que iban a casa, también que Jisoo dijo que era agradable, también bonita, Rosé se ofendió con eso; A cambio Jisoo siguió hablando con el conductor, bromeando, haciendo cosas como decir que veían a través de las paredes.

Ellos parecían conocerse, por lo que en lo más rápido que llegaron al apartamento, Jisoo pagó, tomó la mano de Rosé y Jennie se desparramó en el medio de la calle.

- Ayer, menos de 5 segundos después de bajar del auto.-

—¡Sosténla, que no caiga! —Justo cuando terminó Rosé la frase, Jisoo volteó y soltó a Jennie de los brazos, cayendo como peso muerto en la banqueta.

—¡Jisoo!

—Perdón, nunca he llevado una borracha a su casa. —Dio un Respingón, levantó a Jennie de nuevo, metiendo las manos entre su cintura, la arrastró del suelo; Rosé se acercó y alcanzó a sostener a las tres metiéndose en medio.

—Hora de movernos, ¿no olvidaron nada?. —Rosé volteó una última vez antes de que el auto se fuera. Jisoo negó, así que en su mente, agradeció a todos los santos que conocía y se puso en marcha.

—¡Tim! —Jennie gritó cuando el auto se despegó de la esquina de la calle. Algo triste comenzó a tener una serie de pucheros, bajó la cabeza y empezó a sollozar.

—No llores, eres una estúpida. Él te llamará mañana. —Rosé sabía que no lo haría, uno, ella le pidió que no le hablara a menos de que le diera el número de alguien más, dos, Jennie no estaba en sus cinco sentidos, jamás los recupera hasta la mañana siguiente.

El auto iba con algunas conversaciones intercambiadas por Jisoo y el conductor. Cuando llegaron a casa de Jennie, ella no parecía querer nada, estaba durmiendo en cada paso que daban, teniendo hasta los más mínimos problemas, incluso con la cerradura de la puerta de su apartamento.

—Recuerda la maldita contraseña, Jen. —Rosé susurró. Estaban medio de la noche en la ciudad de Los Ángeles. Jen vivía en una zona algo concurrida, casi en el centro de la ciudad, su edificio era alto y de algunos pisos arriba, Jennie tenía que llamar al timbre cuando llegaba por las noches para evitar que algún vecino enviara una patrulla o algo así.

Asustadas, Jisoo y Rosé lograron establecer contacto con uno de ellos.

—¡Hola, buenas noches!, somos amigas de Jennie. Jennie Kim. Y Estamos tratando de llevarla a su apartamento, podrían por favor darnos la apertura de la puerta. —Una mujer de la tercera edad, vió a través del cristal de una cámara, observando a dos señoritas extravagantes con su vecina más joven en el medio.

—¿Kim Jennie?

—¡Sí!, ¡ella, señora!.

La señora subió con dificultad sus anteojos, chequeando una lista a su lado, susurrando varios nombres, buscando el de su amiga.

—Kim, bueno chicas, creo que han hecho lo correcto, pasen, se ven muy extravagantes. Son muy bellas. —La señora dijo, amable. Ella les abrió la puerta, dejándolas pasar a las escaleras del edificio.

TO BE SO LONELY | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora