Capítulo 2

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Escondido en el cubículo del baño el pulso de Alex se aceleró mientras rebuscaba frenéticamente en su bolso, las manos temblorosas buscando desesperadamente el inhibidor de emergencia. La sensación de su cuerpo siendo arrastrado por las feromonas se volvía abrumadora, y su mente luchaba por mantener el control. El pequeño frasco de inhibidor estaba a punto de caer de sus manos cuando la puerta del baño se abrió de golpe.

El corazón de Alex se detuvo por un momento, y el miedo paralizante se apoderó de él. Dos alfas entraron, sus miradas intensas centradas en él. La tensión en el aire era palpable, y las feromonas de los recién llegados se mezclaron con las suyas, creando una sinfonía de olores que llenó la habitación.

-¿Qué tenemos aquí?, dijo uno de los alfas con una sonrisa perversa. - ¿Un omega intentando esconderse?

Alex apretó el frasco de inhibidor con fuerza, pero sus manos temblaban incontrolablemente.

-Por favor, déjenme en paz. No quiero problemas.

El segundo alfa se rió burlonamente.

-Parece que tenemos a un omega asustadizo aquí. ¿Crees que puedes esconderte para siempre?

Alex retrocedió, sintiendo que cada rincón de la cabina de baño se cerraba sobre él. Las palabras crueles resonaban en su mente, y las feromonas de los alfas se intensificaban, envolviéndolo en una nube asfixiante.

En un último intento desesperado, Alex logró abrir el frasco de inhibidor y lo inyectó profundamente. Sin embargo, la respuesta no fue inmediata, y la presión en su pecho aumentó. Las risas de los alfas resonaron en sus oídos mientras luchaba por mantenerse en pie.

- Creo que este omega necesita aprender una lección - dijo el primero de manera amenazante.

Justo cuando la situación parecía a punto de salirse de control, la puerta del baño se abrió de nuevo, esta vez revelando a un tercer alfa que, a juzgar por su expresión, no estaba contento con lo que veía.

-¿Qué están haciendo aquí? - gruñó el recién llegado, con un aura dominante que hizo que los dos alfas se retractaran momentáneamente.

Alex, sintiéndose débil y aturdido, miró agradecido al nuevo alfa, esperando que su intervención marcara el fin de la situación amenazante. Sin embargo, el destino de Alex parecía más incierto que nunca, mientras su secreto estaba al borde de ser revelado en el baño lleno de feromonas.

La pelea de feromonas entre los alfas rugía en el pequeño espacio del baño, dejando a Alex atrapado en medio de la tormenta hormonal. Los ojos cerrados, temblaba mientras intentaba bloquear las sensaciones abrumadoras que su cuerpo le enviaba. Los alfas amenazantes finalmente se retiraron después de la intervención del alfa dominante del aula, pero la secuela de la confrontación dejó a Alex vulnerable y tembloroso.

Cuando abrió los ojos, se encontró con la mirada preocupada del alfa dominante. La expresión de Alex revelaba un cóctel de emociones, desde el miedo hasta un deseo incontrolable que le quemaba por dentro. No podía articular palabras, pero su mirada suplicante decía más de lo que sus labios temblorosos no podían expresar.

El alfa dominante, con una mezcla de enojo y determinación, se acercó a Alex.

-¿Cómo te sientes? - preguntó con preocupación, sus ojos escudriñando el rostro del omega en busca de cualquier señal de malestar.

La respuesta de Alex fue un suspiro entrecortado, y apenas pudo articular un murmullo.

- Duele...

El alfa revisó el inhibidor que Alex se había inyectado, frunciendo el ceño al darse cuenta de que era una fórmula leve que no había hecho mucho efecto. Sin dudar, sacó de su propio bolso un inhibidor más potente, diseñado para alfas pero seguro para omegas en situaciones extremas. Se lo aplicó a Alex con manos firmes, pero la agonía persistía.

El proceso era lento, y el alfa dominante observaba con angustia mientras Alex se retorcía, sufrimiento reflejado en cada línea de su rostro. Sabía que el dolor no solo era físico, sino también emocional, una lucha interna entre la biología y el deseo.

- Resiste - murmuró el alfa dominante, su voz llena de compasión. - El inhibidor hará efecto pronto. Solo mantén la calma.

Mientras tanto, el alfa dominante luchaba con sus propias emociones internas. La conexión que sentía con Alex, aunque inesperada, le generaba un dilema interno. Quería proteger al omega y al mismo tiempo respetar su espacio y autonomía. Mantuvo la calma, luchando contra cualquier impulso instintivo que pudiera arrepentirse después.

Cada vez la tensión de la conexión que ambos tenia y las fuertes feromonas de ambos lados se mezclaban, creando una atmósfera cargada de electricidad. La lucha interna de Alex estaba lejos de terminar, y su cuerpo continuaba reaccionando a las feromonas, aunque el inhibidor más potente comenzaba a hacer efecto lentamente.

El alfa dominante, manteniendo la calma y la compostura, se arrodilló frente a Alex para estar a su altura. Sus ojos se encontraron en un intento de transmitir apoyo y tranquilidad.

Alfa - Aguanta un poco más. Estoy aquí contigo. Todo va a estar bien.

Las palabras del alfa resonaron en la mente de Alex como un bálsamo reconfortante. Aunque el dolor persistía, la presencia del alfa le proporcionaba un ancla en medio de la tormenta emocional.

Mientras tanto, la conexión entre ambos continuaba intensificándose, cada uno sintiendo la marea de emociones del otro. Era un fenómeno raro y poderoso, y ambos luchaban por comprender la magnitud de lo que estaba sucediendo.

Alfa - ¿Estás mejor? - preguntó el alfa dominante, su tono ahora más suave mientras aún sostenía la mirada de Alex.

Alex asintió con gratitud, aunque una sombra de incomodidad persistía en su expresión. La conexión inexplicable con el alfa dejó una marca indeleble en su conciencia, y la sensación de vulnerabilidad seguía presente.

- Gracias por ayudarme - murmuró Alex, su voz apenas audible.

El alfa dominante asintió y se puso de pie, extendiendo una mano para ayudar a Alex a levantarse.

Alfa - No deberías tener que enfrentar algo así. Las feromonas no deberían ser armas, y mucho menos usarse de esa manera.

Alex aceptó la ayuda y se puso de pie, pero la mirada entre ambos permanecía cargada de un significado no pronunciado. La conexión que compartían, aunque nacida de circunstancias difíciles, había creado un lazo único entre ellos.

El alfa encontró su mirada atraída hacia los labios de Alex, como si fueran imanes que ejercían una fuerza inexplicable. La tensión en el aire se volvió palpable, cargada con la electricidad de la conexión entre ellos. Un silencio llenó la habitación, solo interrumpido por la suave respiración de ambos.

El lienzo de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora