Capitulo 5: Horacio Y Gaspar

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Todos creian que la primera vez que Carlos conocio a un perro fue hasta los quince años, cuando llego a Auradon y conocio a su perro Dude, pero en realidad, ya habia conocido a un perro antes de esto, cuando era tan solo un niño de cinco años. No era un recuerdo muy lindo.

Carlos estaba en medio del mercado de la isla de los perdidos, el solo, el niño se había perdido.

¿M-Mama? –Murmuró mientras con la mirada la buscada por todos lados entre la multitud.

A diferencia de los demas niños de la isla, quienes se la pasaban todo el dia fuera de sus casas y conocian la isla como la palma de su mano, Carlos pasaba la mayor parte del dia en su casa, a menos que saliera con su madre, Gaspar u Horacio; puede que su madre no fuera exactamente la mejor, pero al menos tenia el sentido comun de no dejar a su hijo salir solo en una isla llena de villanos, a diferencia de los demas padres a quienes no les importaba en donde estuvieran sus hijos en todo el dia.

Sin embargo, ahora esto le cobraba factura y no tenia idea de donde estaba ahora, camino tanto tiempo buscando a su madre que poco a poco las personas desaparecieron y llego a una parte solitaria de la isla, donde no habia ni un alma presente.

Carlos, con miedo de perderse aun mas e incapaz de mover sus piernas, se quedo parado en el lugar, solo esperando a que su familia lo encontrara de alguna forma.

Se quedo paralizado al escuchar gruñidos cerca de el, lentamente, volteo lentamente hacia donde provenia los gruñidos.

Perros, eran perros callejeros, perros grandes, agresivos y hambrientos, muy hambrientos.

Lo siguiente que recuerda es a el mismo correr tan rapido como sus pequeñas piernas le permitian, con los tres perros detras de el.

No esta seguro de cuanto tiempo estuvo corriendo, pero eso se detuvo cuando termino en un callejon sin salida, con los perros cubriendo cualquier via de escape.

El niño intentaba pegarse a la pared lo mas que podia, esperando que de alguna forma la pared lo tragara para escapar, con su vista fija en aquellos aterradores animales que eran capaces de arrancarle la cara.

Uno de ellos se lanzo hacia el, cerro los ojos, esperando su inevitable fin a manos de esas bestias, final que nunca llego y solo escucho el lloriqueo de los perros y un casi imperceptible silvido.

Cuando se dio cuenta, estaba siendo abrazado por su madre.

¡Carlos! ¿Estas bien? –Su madre lo tomó del rostro, con un rostro de preocupación qué nunca había visto en ella, una vez vio que no tenía nada, la mujer soltó un suspiro aliviada– ¡Te dije que no te soltaras mi mano! ¡Te dije que no caminaras solo! ¡¿Recuerdas?!

A-Ah... Yo...

No importa, nunca vuelvas a venir a este lugar ¿Escuchaste?

Sin que siquiera pudiera contestar, Cruella lo tomo de la mano y se lo llevo lejos de alli.

Carlos nunca volvió a pisar esa zona y con el tiempo, Carlos olvidó que eso había pasado y los perros fallecieron de vejez, siendo la primera y única vez que Carlos vio un perro. Al menos, hasta que llegó a Auradon.

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Ese recuerdo cayo como un rayo en la mente de Carlos, tantos años reprimiendo esas memorias, y por una muy buena razón, incluso en sus recuerdos fue aterrador, por un segundo se sintió nuevamente como ese niño acorralado. Ver a su joven madre siendo perseguida por aquellas bestias trajo de vuelta ese aterrador momento.

Watching Cruella ||Descendientes x Cruella||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora