00: Prólogo

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Mi abuela sentía una debilidad por Daniel, siempre le consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Ella creía que le faltaba cariño, pero la verdad es que no.
Incluso mis padres querían más a Daniel que a mí. Era un niño demasiado consentido para ser el hijo de la niñera.

Mis hermanas estaban encantadas cuando el llegó, escondido detrás de la falda de su madre con la nariz roja y los ojos hinchados de tanto llorar. Yo sabía que su presencia significaba problemas.

El día que entró a nuestras vidas fue como un nuevo nacimiento,todosse preocupaban por el; si tenía hambre, la cocinera le preparaba comida lo antes posible; si quería jugar, mis hermanas se turnaban para entretenerlo; todo lo que el deseará estaba antes sus ojos en cinco segundos. Y a mí me dejaron de lado, abandonada entre las sonrisas que le dedicaban a el.

Fue la infancia más aburrida que se pudiera imaginar. A pesar de que la madre de Daniel estába allí para cuidarnos, su hijo era el protagonista. Era tierno, adorable, amable, cariñoso, risueño y un montón de bobadas más qué pensaba la gente acerca de el. Daniel se había robado mi lugar en la familia y lo peor es que a nadie le importaba.

Por eso lo odiaba.

Era estúpido, decían mis amigos, ya que a mí nunca me faltó nada material. Pero lo que yo anhelaba era amor, sentirme especial para mí familia y no ser alguien invisible. Sin embargo, era difícil destacar: mi hermana mayor, Melanie, estaba estudiando economía para ayudar a papá en el trabajo, y Alice, mi hermana menor, era tan dulce como el azúcar y la niña más sociable que haya conocido en mi vida.

En cambio, yo era la que sacaba calificaciones promedio, la qué no ganaba ningún tipo de premio en la feria de ciencias, la que no ganaba ningún tipo de premio por méritos propios.

Simplemente nada.

Con los años, llegué a creer que esa era
una de las razones por las que mis padres trataban a Daniel como su propio hijo.

Cuando el cumplió 16 le hicieron una fiesta, arrendaron un local e invitaron a los amigos de Daniel y a los de mi familia. Fue espectacular, hubo fuegos artificiales y mis padres le regalaron un auto para cuando cumpliera 18 y sacará su licencia de conducir.

Cuando yo cumplí 16, tres meses después del cumpleaños de Daniel, me regañaron por reprobar matemáticas y me inscribieron en una escuela de verano donde sufrí dos meses con chicos que no paraban de calcular nada. Lo único bueno de ese verano fue que conocí a Robert y Rupert, los únicos que también fueron
obligados a ir esa escuela por reprobar.

Pero todo se complicó cuando Daniel celebró su cumpleaños número 18 y mis padres decidieron hacer algo más íntimo.

Fue una pequeña reunión entré mi familia
y la de el. Su madre seguía trabajando para nosotros, Alice tenía 14 años y mi madre la consideraba todavía una niña. La hermana de Daniel Lily, viajó desde Los Angeles hasta Londres para esa fecha. Ella a diferencia de su hermano, me agradaba.

Mi abuela había ordenado hacer un pastel gigante de crema y chocolate, decoraron
la casa con flores y los padres le susurraban cosas a Melanie con aspecto sospechoso.

En la noche, después de la cena especial que hicieron para Daniel, mis padres se
pusieron de pie y levantaron sus copas
para hacer un brindis. Dieron un discurso
aburrido de lo mucho que la querían y
que era considerado como uno más de la familia Stewart.

Entonces la abuela comenzó a soltar lágrimas de felicidad, Melanie no paraba
de sonreír y mis padres se miraban entre
sí como a punto de revelar un secreto.

Pero lo que dijeron fue más que un
secreto, fue mi condena.

-Y por todo el cariño que te tenemos, Daniel-Dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión - Queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de nuestra querida hija Paris.

Aviso !

Esta historia no es MÍA, solo es una
adaptación, y los créditos van dirigidos
para su autora/autor, que realmente no se muy bien quien es, pero por si acaso, van para: (AnittaR130).

𝐌𝐀𝐑𝐑𝐘 𝐌𝐄 | Daniel RadcliffeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora