Fushiguro Toji

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Keiko siempre había sentido una debilidad por los hombres que no le convenía, esos que hacen que tu mundo de vueltas de forma constante, de lo que te rompen el corazón en cuanto tienen oportunidad. Aun así no aprendía la lección porque ahí se encontraba enfrente de un hombre que no la quería.

—Te odio.—Escupió cada palabra antes de darle una bofetada.—No te quiero volver a ver en mi vida, Fushiguro.

—¿Estás segura, señorita Tsuji?—Le cortó el paso antes de acorralarla entre la pared y él, le odiaba pero todo en él era electrizante.—Puedo compensártelo.—Su áspera mano se paseó por el largo de su muslo hasta llegar al límite de su vestido.

—No juegues conmigo.—Había algo más fuerte que su odio hacia el hombre que tenía ante sus ojos, detestaba la reacción que tenía en ella y como era incapaz de controlarse.

—Nunca lo haría sin que me lo pidieras.—Mentira, podía notar su erección contra su vientre, la estaba provocando y eso no podría traer nada bueno.

—¿A cuántas les has dicho eso hoy?—Pregunto a la defensiva una una vez que sus fosas nasales captaron el perfume barato de mujer.— Al menos cuando vengas a mendigar procura no oler a las otras.—Cerró los ojos repasando todas las razones por las que le odiaba.—Prefería morir que tener sexo contigo, aléjate.—Le empujó con todas sus fuerzas, se movió pero sabía que no era por el empujón quería jugar con ella, le parecía divertido.

—Estás muy guapa cuando te enfadas.—De nuevo las distancias han desaparecido y cada vez es más difícil no rendirse aún así hace una mueca de asco cuando pasa las manos por el largo de sus cintura.—Perdóname.

—Quiero dejar claro que te sigo odiando.—Aclaró ella antes de dejarse llevar por su encanto unos segundos más tarde.

—Podré vivir con ello.—Sonrió con malicia hacia ella y la besó.

Era tan tedioso, insoportable, manipulador pero sobretodo un aprovechado, solo la buscaba cuando necesitaba algo, era consciente de ello, su relación no se basaba en el amor, no, era una pasión que rápidamente se convertía en un odio mutuo cuando dejaban de tener sexo aun así era muy difícil tener en cuenta lo mucho que le detestaba cuando estaban juntos.

Sus grandes manos viajaran a sus caderas , levantándola y prácticamente obligándola a enroscar sus piernas al rededor de su cintura, no tardaron en adentrarse al dormitorio del motel donde casi siempre se encontraba con Toji, la empujó con brusquedad a la cama haciéndola jadear, sus ojos estaban envueltos en una necesidad que le nublaba la vista, lo necesitaba con todas sus fuerzas, solo por esta noche y después terminaría con esto.

—Pídemelo muñeca.—Habló antes de obligarla a separ sus piernas pasando la lengua por la parte interna de su muslo derecho haciéndola temblar.

Le odiaba, le encantaba humillarla, que le suplicara mostrar el poder que tenía sobre ella.

—Por favor, Toji.—Sus manos viajaron hasta el pelo de él, tirando ligeramente hasta obligarlo a mirarla.—Follame.

Como de costumbre cumplió sus deseos y bajó hasta su sexo el cual se encontraba húmedo, pasó su lengua con lentitud repetidas veces provocando que la fémina se estremeciera, los gemidos que salían de sus labios habían envuelto la habitación y probablemente se escuchase en las habitaciones continuas.

Tiró de ella hasta el borde de la cama, a la vez que separaba más sus piernas dejando una vista perfecta, estaba totalmente dilatado, casi pidiendo a gritos ser follado pero amaba como su cara reflejaba placer solo por el toque de sus manos y quería que le suplicase, sabía que no le daría lo que quería sin que se lo pidiera así que solo paseó sus dedos desde el clitoris hasta el largo de sus labios mayores.

—Me encanta cuando pones esa cara.—Sonrió con satisfacción cuando introdujo el primer dedo en su interior, moviéndolo lentamente hasta que ella le pida más, entre jadeos y gemidos consigue articular alguna palabra.

La velocidad aumenta rápidamente al igual que la cantidad y ya nada es delicado, la boca de Toji se entretiene succionando y mordiendo la parte interna de sus muslos, dejando pequeñas marcas que rápidamente toman un color rojizo, mientras sus dedos siguen en su interior mientras el pulgar juega en círculos con su clitoris.

Sentía que no podía respirar, la habitación iba encogiendo a medida que los segundos pasaban ¿por qué siempre terminaban así?

La mente se le nubla y solo puedo pedirle que se introduzca, su cabeza no consigue juntar las palabras, era tan maldita mente bueno y lo sabía, por la forma en la que la trataba sabía el poder que ejercía sobre ella.

—Eres la única, Keiko.—Su voz sonó tan ronca que casi pareció sincera.

Mentiroso y maldito manipulador.

—Te odio.—Usó todas sus fuerzas y la poco dignificada que le quedaba para hablar antes de marcarle el largo de la espalda con sus uñas.

Sus cuerpos estaban tan sincronizados que parecían un puzzle, cada embestida la hacía temblar y Toji lo disfrutaba, verle la cara de sufrimiento por esconder como cada centímetro de su cuerpo sentía placer le hacía sentirse su dueño y se odiaba por eso.

Los besos húmedos que fue dejando por su clavícula solo la hacía acercarse más al clímax que no tardó en llegar, deseó morderse la lengua, quedarse callada pero su cuerpo la traicionó y un grito casi vacío salió de su boca. Le mataría.

—Supongo que me has perdonando.—Se tumbó a su lado, no necesitaba mirarle para saber que estaba sonriendo.—¿Segunda ronda?

—Eres insoportable.—Respondió antes de besarle de nuevo.

Buscaría tiempo para odiarle en otro momento.

Odio el smut y odio escribirlo pero no veo la posibilidad de hacer un cap bonito con Toji

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Odio el smut y odio escribirlo pero no veo la posibilidad de hacer un cap bonito con Toji

No voy a mentir se me había olvidado la existencia de este libro but i'm back baby

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⏰ Última actualización: Jul 25 ⏰

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