Zenin Noaya

344 22 1
                                    

Respira profundamente antes de salir del todo barullo de gente alejándose hasta uno de los pasillo que se encuentra más vacío, odiaba a los Zenin y sus fiestas pero eran muy cercanos a su familia para su desgracia era imposible evitarlos.

—¿Te escaqueas de la fiesta?—Una voz la hizo sobresaltarse, se giró con una mueca de molestia para encarar a su peor pesadilla, Noaya idiota Zenin.

—¿Qué te hace pensar que quiero hablar contigo?—Paso por su lado haciendo rozar su hombro con intención de volver a la fiesta y así crear algo de distancia entre ambos.

La soledad que tanto apreciaba no duró mucho, Zenin rápidamente se puso a su costado, la de cabello azulado le echo una mirada de reojo com la que pudo captar una sonrisa por parte del chico.

—¿No sabes captar una indirecta?—Paro en seco y a su vez Noaya, que le seguía mirando con una sonrisa divertida.—No me caes bien.—Le regala una mirada de desprecio antes de apoyarse en la pared, creado de nuevo algo de distancia.—Y no te quiero cerca.

—Nos vamos a casar, cariño, tendrás que acostumbrarte a mi presencia.—Le guiña un ojo antes de copiar su posición, una guerra de miradas pasivo agresivas no tarda en empezar.—Vamos a pasar mucho rato juntos, Kaori.

—¿Estás loco? No pienso vivir bajo el mismo techo que tú.—Le apunta con el dedo acompañado de una cara de completo asco, el rubio ríe con fuerza.—¿Que te hace tanta gracia?

—Que pienses que tienes elección.

Por mucho que lo destetara sabía que tenía razón, no podía cambiar nada, ambas familias se encontraban encantadas con la boda que se acercaba a grandes zancas y justamente por ese motivo no podía volver a esa fiesta que se encontraba al final de ese largo pasillo, no podía fingir más sonrisas y buenos gestos con los que serían su futura familia.

—Yo tampoco quiero esto.—La voy de Noaya la sacó de sus pensamientos, puso los ojos sobre él, que por primera vez en la noche no le devolvía la mirada, se encontraba contemplando el techo.—Pero es mi deber y lo haré aunque eso signifique pasar el resto de mi vida con alguien que me odia.

Se mantuvo en silencio durante unos largos minutos, lo único que se escuchaba era el alboroto de la gente celebrando en la sala, tomándose el tiempo de pensar en las palabras del chico.

—No te odio.—La mueca de sorpresa que se forma en su cara casi la hace reír.—Odio lo que representáis tú y tu familia, he visto muchas veces como tratáis a la gente que no es de vuestro mismo nivel social.

—Me caes bien, Kaori, siempre has sido mi tipo.

¿Qué? Esa es la pregunta que está dando vueltas por todo su subconsciente, ellos se detestaban desde que eran niños jamás se llevaron bien, es más puede asegurar que si tuviesen la oportunidad de matarse lo haría.

—¿Intentas ponerme nerviosa?—Pregunta con cierto tono de intuición, levanta una ceja mientras espera una respuesta que parece nunca llegar.—No vas a conseguir que viva contigo.

—En algún momento lo harás, estarás en mi casa, en mi ducha, en mi cama.—Se acerca en sincronía con sus palabras, la distancia que habían creado, se encuentran en un punto de extinción.—Cuanto antes lo aceptes, mejor.

Traga saliva con fuerza, intentado a su vez respirar con la mayor normalidad posible en busca de ocultar sus nervios, siempre terminaban así, el tira y afloja se había vuelto una rutina.

—Serías mucho más guapo si cerrases la boca.—Respondió sin muchos rodeos una vez que recuperó la cordura, le dio un ligero empujo para que se alejase de ella.—Inténtalo, a lo mejor se te acerca alguien.

—¿De verdad piensas que estoy solo por qué nadie me quiere?— De nuevo la distancia entre ellos desaparece, capta su atención había despertado ligeramente su curiosidad.—Eres muy tonta.

Sin decir nada más se aleja, caminando de nuevo en dirección del salón. Tarda unos segundos en reaccionar pero termina alcanzándole tirando de su brazo para así confrontarle.

—¿Qué me acabas de llamar?—Su voz roza la histeria, solo siendo calmada por las pocas ganas de montar un numerito al que seguramente se terminarían uniendo los invitado.

—Tonta, te lo puedo deletrear si lo prefieres.—El tono burlón que derrochaba cada palabra era insoportable, deseaba gritarle pero sabía que le indiferencia sería una mejor respuesta así que solo se limitó a caminar los poco metros que le faltaban para llegar a la sala.—Me gustas.—Confesó en voz alta el rubio una vez que la chica se acercó a la puerta.

—Ya lo sabía.—Kaori sonrió para sí misma, aplaudiéndose mentalmente, miró sobre su hombro antes de mandarle un beso le dirigió unas últimas palabras.—Ha sido divertido escuchar la confesión, adiós Noaya.

—Ha sido divertido escuchar la confesión, adiós Noaya

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



¿Odio a Noaya? Si ¿Es mi gusto culposo? También

jujutsu kaisen || one shootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora