( ೫ )
Era una tarde soleada de primavera cuando Jenna decidió dar un paseo por el parque. Le gustaba sentir el aire fresco y el aroma de las flores. Mientras caminaba por el sendero, vio a una figura familiar sentada en un banco. Era Emma.
Jenna sintió un nudo en la garganta. Hacía más de dos años que no la veía, desde que firmaron los papeles del divorcio. Se habían separado por motivos irreconciliables, después de una relación de cinco años. Jenna todavía la quería.
Emma también la reconoció y la miró con sorpresa. No esperaba encontrarse con Jenna en el parque donde se conocieron.
Jenna se detuvo a unos metros del banco. No sabía si acercarse o seguir de largo. Emma le hizo una seña con la mano, invitándola a sentarse a su lado. Jenna dudó, pero finalmente se acercó. Se sentó en el extremo opuesto del banco, manteniendo una distancia prudente.
—Hola, Jenna.
—Hola, Emma.
Ninguna de las dos se miraba, tenían la mirada fija en el punto donde se encontraba el árbol gracias al cual se conocieron, solo que ya no estaba ahí, solo quedaba un tocón.
—¿Cómo has estado?— preguntó Emma, intentando romper el hielo.
—Bien, supongo. Trabajando mucho, ya sabes— contestó evitando su mirada.
—Ya veo. Yo también he estado ocupada. He cambiado de trabajo y de casa.
—¿Ah, sí? ¿Y dónde trabajas y vives ahora?— preguntó Jenna por cortesía.
—Trabajo en una editorial y vivo en un apartamento cerca del centro.
—Qué bien. Me alegro por ti.
—Gracias. Y tú, ¿sigues en el mismo apartamento?— preguntó Emma con curiosidad.
—Sí, no he cambiado nada— admitió Jenna con resignación.
Las dos se quedaron en silencio, sin saber qué decir. El parque estaba lleno de gente que disfrutaba del buen tiempo. Parejas que se besaban, niños que jugaban, perros que ladraban. Jenna y Emma se sentían fuera de lugar, como dos extrañas que no tenían nada en común.
Jenna miró el reloj y se levantó.
—Bueno, tengo que irme. Tengo una reunión en media hora— mintió Jenna, buscando una excusa para escapar.
—Oh, claro. No te quiero entretener— dijo Emma, comprendiendo su intención.
La conocía lo suficiente como para saber que no quería estar más ahí.
Las dos se dieron un abrazo frío y se despidieron.
—Adiós, Jenna. Cuídate mucho— dijo Emma con tristeza.
—Adiós, Emma. Igualmente— dijo Jenna con nostalgia.
Jenna se alejó del banco, sin mirar atrás. Emma la vio marcharse, con una lágrima en el ojo. Las dos se preguntaron si volverían a verse alguna vez, o si ese sería el último encuentro en el parque donde se conocieron.
¿Qué fue lo que nos enseñó?
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Emociones | Jemma
FanfictionLos retratos femeninos de Jenna Ortega están inspirados en una historia de amor, de deseo, de drama o dolor que refleja en sus sensuales pinturas. . . . . Las pinturas de la portada y los encabezados son de Ivana Besevic, un muy bello estilo y repre...