( ೫ )
Jenna y Emma se comprometieron, y se prepararon para celebrar su boda. Querían que fuera un día especial, único e inolvidable. Querían que fuera una fiesta de amor, de alegría, de diversión. Querían que fuera una expresión de su personalidad, de su estilo, de su esencia.
Pero antes querían un tiempo a solas, un momento que solo fuera para ellas dos.
Reservaron una habitación en un hotel, con una cama matrimonial, un jacuzzi y champagne.
Entraron juntas a la habitación, y se sirvieron unas copas.
Se retiraron la ropa y entraron al jacuzzi desnudas.
—Te amo, Emma.
—Yo más, Jenna.
Jenna posó sus manos en la cintura de Emma acercandola de espaldas hacia ella, teniendo un contacto directo con su piel y sintiendo sus músculos tensarse. Sus labios se aproximaron a su cuello, chupando y mordiendo tentativamente. Podía escuchar los suaves respiros que salían de Emma, haciéndola sonreír y seguir con su tarea.
Emma acerco más su espalda al cuerpo de Jenna, sintiendo un palpitar en su entrepierna cuando las uñas de la otra chica rasguñaron ligeramente la piel de su abdomen. No pudo contener más un gemido, causando que Jenna perdiera un poco su autocontrol. La tomó por la cintura y giró su cuerpo con urgencia, uniendo sus labios en un beso salvaje. Su lengua trazo el labio inferior, pidiendo entrada a su boca, y Emma la recibió gustosa.
Al día siguiente organizaron la boda de sus sueños, con la ayuda de sus familias y amigos. Eligieron el lugar, la fecha, la hora, el vestido, el traje, las flores, la música, la comida, la bebida, las invitaciones, los detalles... Todo con mucho cuidado, mucho gusto, mucho cariño.
Llegó el gran día, y todo estaba listo. Jenna y Emma se vistieron por separado, con la compañía de sus madres y sus damas de honor. Jenna llevaba un vestido blanco, sencillo y elegante, con un velo que le cubría el rostro. Emma llevaba un vestido de encaje blanco, moderno y sofisticado. Ambas llevaban un ramo de rosas.
Se dirigieron al lugar de la ceremonia, una antigua iglesia que habían decorado con flores y velas. Allí les esperaban sus invitados, sus familiares y amigos, que les recibieron con aplausos y vítores. Entraron por el pasillo, cogidas de la mano, sonriendo y emocionadas. Al llegar al altar, se miraron a los ojos, y se dijeron los votos.
—Emma Myers, te elijo a ti, hoy y siempre, para ser mi esposa, mi amiga, mi compañera, mi cómplice, mi confidente, mi amante, mi alma gemela. Te prometo amarte, respetarte, apoyarte, escucharte, aconsejarte, consolarte, animarte, divertirte, quererte... Te prometo ser fiel, ser honesta, ser leal, ser sincera, ser dulce, ser divertida, ser sorprendente, ser yo misma... Te prometo hacer de nuestra vida una aventura, una obra de arte, una canción, una historia... Te prometo hacerte feliz.
—Jenna Ortega, te elijo a ti, hoy y siempre, para ser mi esposa, mi amiga, mi compañera, mi cómplice, mi confidente, mi amante, mi alma gemela. Te prometo amarte, respetarte, apoyarte, escucharte, aconsejarte, consolarte, animarte, divertirte, quererte... Te prometo ser fiel, ser honesta, ser leal, ser sincera, ser cariñosa, ser atenta, ser generosa, ser yo misma... Te prometo hacer de nuestra vida una aventura, una obra de arte, una canción, una historia... Te prometo hacerte feliz.
Se intercambiaron los anillos, y se besaron, sellando así su matrimonio, y el inicio de su vida en común.
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Emociones | Jemma
Hayran KurguLos retratos femeninos de Jenna Ortega están inspirados en una historia de amor, de deseo, de drama o dolor que refleja en sus sensuales pinturas. . . . . Las pinturas de la portada y los encabezados son de Ivana Besevic, un muy bello estilo y repre...