Narra Emma:
Jenna y yo nos reconciliamos, luego de mi ataque de celos. Estábamos muy enamoradas, y nos esforzábamos por mejorar nuestra relación. Nos respetábamos, nos comprendíamos, nos apoyábamos, nos divertíamos, nos queríamos...
Pero también éramos conscientes de que teníamos nuestros propios retos, nuestros propios sueños, nuestras propias responsabilidades. Y queríamos seguir creciendo, seguir aprendiendo, seguir avanzando, seguir siendo nosotras mismas.
Pero un día, recibí una noticia que cambió todo. Mi jefe me ofreció un ascenso, una oportunidad única, un gran reto.
Pero había una condición: tenía que irme a otro país, a trabajar en una sucursal de la empresa, a dirigir un equipo internacional. Era una oferta tentadora, una propuesta irresistible, una decisión difícil.
No sabía qué hacer. Por un lado, me ilusionaba el proyecto, me gustaba el desafío, me atraía el cambio. Por otro lado, me dolía dejar mi vida, mi casa, mi ciudad. Y sobre todo, me angustiaba separarme de Jenna, mi esposa, mi amiga, mi compañera, mi cómplice, mi confidente, mi amante, mi alma gemela.
Así que se lo conté.
—Amor, tengo que contarte algo importante— le dije cuando llegué a casa.
—¿Qué pasa, amor? ¿Estás bien?— me preguntó preocupada.
—Sí, sí, estoy bien. Bueno, más o menos. Es que... me han ofrecido un ascenso en el trabajo— le dije nerviosa.
-—¡Oh, felicidades, mi vida! Eso es genial. Te lo mereces, eres una gran profesional. Estoy muy orgullosa de ti.
—Gracias, cariño. Pero hay un problema. Un gran problema. Es que... el ascenso implica que me tenga que ir a otro país.
Su cara inmediatamente cambió de expresión.
—¿Qué? ¿A otro país? ¿Qué país? ¿Por cuánto tiempo?
—A Francia, París. Por un año, al menos. Tendría que dirigir la sucursal de allí, y coordinar un equipo internacional— le dije triste.
—V-Vaya, eso es... eso es genial. París es una ciudad preciosa, y un año no es tanto. Sería una experiencia increíble, para ti y para tu carrera— dijo intentando animarme.
-—Lo sé, lo sé. Pero... no quiero irme sin ti, Jenna. Te quiero, te necesito, te extrañaría. No quiero separarme de ti, ni de nuestra vida juntas. No quiero renunciar a nuestro amor— le dije llorando.
—Oh, Emma... yo también te quiero— me dijo ella, abrazándome.
—Entonces... ¿qué hacemos? ¿Qué podemos hacer?— le pregunté desesperada.
—No lo sé, Emma. No lo sé. Es una decisión muy difícil. Tenemos que pensar, tenemos que hablar.
Llegamos al acuerdo de que yo me iría sola, pero que intentariamos seguir con nuestra relación, luchando por ella.
—Te amo, Jenna.
—Yo más, Emma.
Narrador omnisciente:
Llegó el día de la partida, y todo estaba listo. Jenna acompañó a Emma al aeropuerto, donde los esperaban sus familiares y amigos, que les desearon lo mejor.
Entraron en la terminal, y se dirigieron al mostrador de facturación. Allí Emma entregó su equipaje, y recibió su tarjeta de embarque. Quedaba poco tiempo para subir al avión, que la llevaría lejos de Jenna, de su esposa, su amiga, su compañera, su cómplice, su confidente, su amante, su alma gemela.
Jenna se quedó en el aeropuerto, viendo cómo el avión despegaba y se perdía en el cielo. Sintió un vacío en el pecho, y unas lágrimas en los ojos. Se preguntó cómo sería su vida sin Emma, sin su presencia, sin su calor, sin su voz. Se preguntó cómo sería su relación a distancia, con la separación, con la comunicación, con la confianza. Se preguntó cómo sería su futuro, con la espera, con el reencuentro, con la decisión.
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Emociones | Jemma
FanfictionLos retratos femeninos de Jenna Ortega están inspirados en una historia de amor, de deseo, de drama o dolor que refleja en sus sensuales pinturas. . . . . Las pinturas de la portada y los encabezados son de Ivana Besevic, un muy bello estilo y repre...