Those Eyes || Brady Noon

2

Walker tocó la puerta de la habitación. Nadie respondía, así que decidió entrar por su cuenta.
Al entrar se encontraría con Enid durmiendo en la cama, con la ropa de calle puesta.

— Enid — susurró moviéndole el brazo — Enid despierta —

Esta soltó un gruñido — Agh. ¿Porqué? —

— El guardaespaldas nos está esperando en recepción. Tenemos que ir tirando para la gala, ya nos han preparado los camerinos —

— Está bien. Tú baja ya, yo me calzo y voy corriendo — dijo frotándose los ojos y intentando peinarse el pelo con las yemas de sus dedos.

Walker asintió con la cabeza, y en un cerrar y abrir de ojos, ambos estaban en el coche.

Por el camino, los dos personajes sentían sensaciones completamente distintas. Walker, estaba emocionado por conocer a nuevos actores y que le hicieran entrevistas. En cambio, por el otro lado, Enid, aunque amara las galas con sus máximas fuerzas, ya empezaba a echar de menos los abrazos del cojín de la cama.

— ¿Estás preparado? — preguntó Enid — Hoy habrá multitud de gente —

— Yo nací para esto — respondió vacilón, a lo que recibió un codazo de broma por parte de su hermana.

Aparcaron el coche en la parte trasera del pabellón donde se celebraría la gala, andaron rápidamente hacia la entrada, dónde les esperaba una señora vestida de traje.

— Buenas tardes. ¿Enid y Walker Scobell, verdad? — preguntó la señora con los ojos clavados en la carpeta que traía en brazos.

— Así es — afirmó la rubia.

— Adelante — sonrió, echándose para un lado para así facilitar la entrada a los jóvenes.

Ambos hermanos agradecieron el servicio y entraron como les había indicado aquella mujer.
Podían ver varias escenas, por un lado, habían más de treinta trabajadores decorando la sala antes de que la gala comenzara, y por el otro, se veían multitud de camerinos con diferentes nombres de famosos. Algunos paseaban por allí, otros andaban estresados por la falta de tiempo, y otros simplemente, se quedaban tranquilos dentro de su camerino.

— Es aquí — dijo Walker, señalando la puerta de un camerino dónde ponía escrito "SCOBELL".

Enid fue la primera en entrar, ya estaba bastante acostumbrada a ver camerinos, así que no le dio gran importancia.
Dejó el pequeño bolso que traía encima de un sofá ubicado en medio de la habitación y caminó hacia un burro dónde había diferentes vestidos.

— ¿De qué color crees que debo ir hoy? — preguntó entusiasmada, rebuscando entre los vestidos.

— Hm, no lo sé — susurró, comiendo un par de polvorones que había en una mesa.

— ¡Dios! —

El susto del grito hizo que a Walker se le cayera la mitad de la comida que traía en la boca. Abrió los ojos cómo dos almendras y dijo — ¿Pero qué pasa? —

— Mira esta puta fantasía — exclamó, sacando un vestido negro precioso de una bolsa.

— Es muy bonito, pero joder, no grites — carcajeó.

— Perfecto, este será el vestido de hoy — dijo, ignorando a su hermano.

Pocos minutos pasaron para que ambos hermanos ya estuvieran vestidos y hubiera varios maquilladores y peluqueros en el camerino, arreglando a los Scobell.
Enid iba con un vestido sin mangas negro largo, de tela satinada que le hacía resaltar el bello cabello rubio y ojos azules.
Walker, iba con un traje azul y corbata blanca, básico, pero bonito.

— ¿Qué preguntas ridículas crees que me harán hoy, Daisy? — preguntó carcajeando Enid, sin sacar los ojos del móvil.