Empire & Kingdom: Imperio ||Transformers||

Capítulo 4

Como todas las mañanas el palacio estaba en constante movimiento, servidumbre aquí y allá acomodando todo y limpiando, pero hoy lo era más al tener invitados, debía estar todo impecable, pero mientras todos hacían eso la familia imperial estaba en el gran comedor, con un silencio sepulcral. 

―El baile estuvo muy bien hecho, Optimus, felicidades ―dijo Quintessa mientras desayunaban.

―Gracias, mamá, me esforcé en que todo saliera perfecto.

―Y así fue, por cierto, el baile con la princesa fue repentino, pero fue algo maravilloso―dijo.

―¿Lo crees? ―preguntó Optimus.

―Claro, harían una pareja perfecta.

Luego de esa frase solo se escuchó una tos, Primus se había atragantado con el energon. Cuando logro recuperarse miro mal a Quintessa.

―Su madre dice cosas muy directas y un poco fantasiosas, ¿no creen? ―habló Primus molesto.

―Pero... ¿en serio lo crees mamá? ―preguntó Optimus a lo cual Quintessa solo asintió.

―Me alegra saberlo, ya que ella me interesa.

―¿Sí? ¡Esplendido! ―dijo la femme feliz, en cambio Primus estaba con la boca abierta.

―¿Papá? ¿A ti te parece?

―Supongo que no puedo decir nada que contradiga a tu madre, así que me ahorro mis comentarios, Optimus ―dijo Primus mientras le daba un sorbo al energon.

―Me gustaría tu opinión, papá...

Primus miro a su hijo y suspiro, Optimus siempre trataba de complacerlo en todo, eso le gustaba, pero a la vez no, él siempre trataba de complacerlo por lo tanto ponía de último sus deseos.

―Tenía una femme para ti, pero supongo que ya elegiste. Sin embargo, está bien, siempre y cuando tengas presente que debes tener cuidado con la Princesa.

―Ah, no lo sabía, discúlpame papá, yo no creí que a ti no te gustaría yo...

Primus levantó su mano, en señal de que dejará de hablar y así fue.

―Optimus, deja de disculparte. Si tú quieres algo se firme, eres un Prime no lo olvides.

―Sí papá...

―Cambiando de tema, ¿cómo van en sus estudios?

―Bien papá ―dijeron los tres príncipes al mismo tiempo.

―Lord Clarens me comento que a Atenea se le da a la perfección el teatro. ¿Mi princesa ya encontró un buen pasatiempo? ―dijo Quintessa.

―¡Sí! En el teatro siento que puedo ser quien yo quiera sin ataduras. Es increíble mamá.

―Me alegro mucho ―dijo Primus viendo a su hija menor.

―Yo era igual a tu edad, pero deje de hacerlo, quien sabe, si eso te apasiona ser una gran actriz―habló Quintessa.

―Ella es una princesa, Quintessa ―, intervino Primus serio.

―¿Y eso que tiene que ver? No sólo por eso debe tener ataduras.

―No, pero una carrera así interferirá en sus deberes, aunque no sea la heredera tiene cargos.

Silencio, eso hubo, ambos emperadores de veían molestos.

―Mis príncipes, ¿nos pueden dejar a solas? Necesito hablar con su padre.

―Claro mamá ―dijeron los tres, rápidamente salieron del comedor junto con los sirvientes.