Capítulo II

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Aemon

Tres días habían ocurrido desde aquel incidente. Hoy harían una cena familiar entre todos, cuando entro a la sala me dirige hacia la silla vacía al lado de Jacaerys. Voltee la cabeza lentamente hacia Jacaerys, observe la expresión seria y severa de Jacaerys. Dude en si sentarme en el medio de los dos chicos Velaryon, pero todas las sillas estaban ocupadas y estaban ordenados en pareja. Me senté lentamente en la silla y miré con incredulidad a Aemond, él sabía mi incomodidad.

-Esto se siente raro. Una cena familiar tan de repente, siento que nada bueno va a salir bien de aquí - murmuró en voz baja mientras me acomodo en la silla.

Lucerys me observo fijamente por unos momentos pero no mencionó palabra alguna. Jacaerys simplemente mantuvo su mirada al frente mientras bebía de su copa. Frunci el ceño cuando detrás de mí oí la voz de Aegon en mi oído, molestandome.

-Mírate, todavía sigues mirando a Jacaerys y a Lucerys con ese brillo tonto en tus ojos esperando que ellos te mire de la misma manera y sientan algo por ti, como tú por ellos. Pero no eres tonto y sabes que solo en tus sueños ocurre, ¿no, gordito?

Por mi parte simplemente me mantuve rígido y apreté la mandíbula, fingiendo que no me afectaron sus palabras en absoluto. Me voltee para mirar a Aegon con una sonrisa falsa.

-Siento pena por ti, Aegon. Búscate a alguien, te afecta estar solo.

-Estaría bien que te callaras, Omega. Lo digo por tu bien.

Vi a Aegon irse para sentarse en su lugar asignado y mis ojos se toparon con los de Jacaerys. Sus ojos marrones, el color que amaba mirar pero lastimosamente ellos miran a alguien más. Lo que me atraía de Lucerys era su personalidad, el sonido de su voz y el estilo de su cabello. Sin embargo, él nunca me miraría así ni sentiría nada por mí. Era el único que sentía esos malditos sentimientos y maldita sea, dolía. El problema era yo, lo sabía y tenía que soltar. Dejar ir.

-Hicimos esta cena para celebrar el casamiento de Aemon, mi hijo menor -sentenció mi padre, Viserys. Por mi parte, permanecí rígido, con la mirada perdida por la noticia-, con mis nietos, Lucerys y Jacaerys.

Abrí los ojos sobresaltado y sorprendido al oír lo último, ¿era un sueño? No podía creerlo, no era justo para mí, todo esto estaba sucediendo cuando decidí abandonar mis sentimientos. Pero me rendí. Decidí dejar de sentir algo por ambos y continuar.

Levante la cabeza y mire a mi padre.

-Perdóneme, Padre. Pero no me voy a comprometer -me levante de la silla con la mirada de todos sobre mí.

-Aemon -pronunció con advertencia mi madre-, siéntate.

Negué con la cabeza y me di la vuelta para irme, antes de dar un paso más sentí la mano de Jacaerys agarrar mi muñeca.

-Basta, sueltame -lo miré a los ojos pero rápidamente aparte la mirada y me solté de su fuerte agarre.

Salí de la sala y caminé por el pasillo siendo seguido por un guardia. Me detuve afuera, en el jardín. Suspiré pesadamente cuando me senté debajo de un árbol para admirar las hojas y las nubes. Intento sonreír cuando siento el viento, cierro los ojos y abrazo mis piernas mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas redondas. Puedo sentir los brazos de Aemond rodeandome, me acurrucó en él, buscando tranquilidad.

-No me quiero casar. No así, ellos no me aman y nunca lo harán. Aegon tiene razón, fui un tonto al ilusionarme mucho -susurró y descanso mi cabeza en su hombro.

-No confíes en sus palabras, él es el idiota. Eres un Omega generoso y hermoso. No permitas que las palabras de ellos te destruya, si ellos no ven lo bueno en ti, sigue hasta que encuentres al indicado. Papá seguirá presionando a que te cases con ellos pero si tú buscas a alguien primero, tal vez para él esté bien -seca mis lágrimas con su pulgar y me sonríe buscando como calmarme.

-Estás mintiendo para hacerme sentir bien y desafortunadamente está funcionando. ¿De verdad quieres que crea que alguien más me amará? Aemond, mira mi físico -él me observa de abajo hacia arriba-, ¿dónde están ellos?

-Están con Rhaenyra. Me puse a discutir con Lucerys después de que te fueras. Estoy seguro que ella buscará una manera para convencerlos, ¿qué harás tú? -lo observo fijamente por unos momentos para después apartar la mirada-, no, es peligroso. Aemon, ¿estás seguro?

-Primero hablaré con ellos. Si no funciona, me iré lejos. No tengo un dragón pero buscaré la forma de huir de King's Landing -mis dedos tocan el pasto verde bajo de nosotros-, esa es mi decisión y confío en ti.

Observe a Aemond por un momento, sin saber que no éramos los únicos allí y alguien más escucho la conversación.

-Por favor, Aemon, tienes 10 años. Es una locura que quieras escapar, eres un príncipe y también un Omega. Afuera estarás en peligro. Pero si en verdad decides escapar, te dejaré algo que te ayudará. Ten cuidado, hermanito -sentí su toque en mi cabello y luego él se levantó para irse-, Helaena estuvo buscándote. Otra cosa más, ¿crees que le en algún momento ella sienta algo por mí? Ella es muy reservada.

-Sí, lo hará. En algún momento.

Él sonríe nerviosamente y se fue, dejándome solo. No tan solo, pude sentir una mirada encima de mí, pero no había nadie cerca. Después aquella sensación desapareció y estuve solo.

𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 𝐖𝐎𝐋𝐅. 𝘓𝘶𝘤𝘦𝘳𝘺𝘴 & 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora