01.

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Actualidad.



Por poco resbalo cuando aumenté la velocidad de mis pasos. Fue una suerte que no pasara a mayores porque no podría sostenerme de nada. Llevo las manos ocupadas con el café que estoy segura que se derramaría sobre mí si me llego a caer.

―Permiso, permiso ―Repetí, casi empujando a las personas que se me atraviesan―. Permiso, háganse a un lado por favor. Joder, como se meten.

Tomé una respiración profunda cuando salí de toda la multitud que al igual que yo, también va tarde a su empleo.

Finalmente entré al edificio en el que trabajo.

―Llegas tarde ―Me dijo el recepcionista, picoteando el reloj en su muñeca―. ¿No es la segunda vez esta semana?

―No fue mi culpa ―Gruñí, acercándome a él para dejarle un vaso―. Ismael me mandó de último minuto por café. Te pedí uno para que no digas que pienso en ti.

―Eres divina, la mejor. Pero apresúrate que ese ogro seguro está molesto.

Rodé los ojos.

―Ni me lo digas.

Volví a aferrarme a la bandeja y fui directo al elevador que por suerte se encuentra abierto. Un par de personas están entrando, así que pude entrar junto con ellas.

Bien, al parecer no tengo tan mala suerte.

Esperé ansiosa que marcara los pisos que tengo que subir hasta llegar al mío.

El piso número seis.

Afortunadamente las puertas se abrieron y yo fui libre de bajar. Corrí a mi "oficina", me puse mi bata blanca con rapidez y de nuevo tomé el café de mi superior.

Toqué la puerta de la oficina y esperé.

―Adelante ―Se escuchó desde el interior.

Abrí la puerta, solo para encontrarlo colocándose su bata como si estuviera listo para salir de la oficina.

―Buenos días, aquí tiene su café ―Le brindé una sonrisa amable.

Miró el reloj en la pared.

―Llega tarde y sabe que eso se descuenta de su sueldo ―Su tono fue serio―. Ya no lo quiero, tengo cosas que hacer en el laboratorio.

Caminó hacia la puerta, por lo que tuve que moverme para que el hombre saliera. Me quedé de pie viendo cómo se alejaba sin su café.

Yo sostengo el jodido café por el que llegué tarde.

¡Joder!

Ya venía entrando al edificio cuando llamó diciendo que tenía que estar aquí con un café de la cafetería que le gusta; está a diez minutos caminando y a treinta con todo el maldito trafico que se hace a estas horas.

Tuve que regresarme aunque le dije que ya estaba llegando al trabajo. Ah, no señor. El anciano me dijo que no le importa cómo le haría, pero me quería aquí con su café.

¡Llegué con su café y el bastardo no lo quiere porque llegué tarde!

Tomé respiraciones profundas para controlar mi enojo. Ese mismo enojo que de no bajarlo, solo me hará ir hacia ese hombre y tirarte el café en la cabeza.

Dios. ¿Por qué soporto que me trate como a una asistente personal cuando no lo soy?

Ah, ya sé.

Porque es Ismael Jovovich.

Una de los bioquímicos más importantes en Estados Unidos. Ha realizado investigaciones, análisis microbiológicos y toxicológicos que valen mucho para bueno, básicamente todo el mundo. Ha desarrollado medicamentos, el cabrón ha salido en televisión a nivel internacional. Es importante en este sector y trabajar para él sirve mucho para una recién graduada como yo.

Dime que te quedarás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora