Tres chicos se unen a la elite por diferentes motivos, pero a pesar de que sus razones son desemejantes, ellos se sienten conectados por las vivencias de ese cruel mundo del cual les ha tocado ser partícipes.
Ray y Norman no podrán evitar caer rend...
Disclaimer: Los personajes de Yakusoku no Neverland no me pertenecen; créditos correspondientes a Kaiu Shirai y Posuka Demizu. A/U [Universo alterno] Posible (o mucho) OoC en los personajes. Este fic contiene escenas explícitas de violencia, sexuales, lenguaje fuerte, temas adultos tratados de modo detallado y escenas fuertes; se recomienda discreción.
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Norman elevó la blusa de la chica hasta el final de sus senos, revelando la herida que yacía en el abdomen de la chica. La había recostado delicadamente en el asiento trasero de su camioneta y ahora intentaba saber que mierda hacer con los pocos instrumentos que poseía.
—¡Maldita sea! No puedo... no puedo hacer nada sin el equipamiento necesario. Necesita una operación, no puedo ver ningún pedazo de bala —por primera vez desde hace mucho tiempo, la boca de Norman comenzó a temblar, signo de su evidente nerviosismo.
—Oye —el hombre borracho que había dejado en el auto tiempo atrás le hablo desde el exterior de la otra puerta del coche —, atrás de ti hay una señorita muy linda con un bate. Creo que te quiere arrancar la cabeza —le dio un nuevo trago a su botella.
El rostro de Norman ni se inmuto, pero sus movimientos fueron tan rápidos que en cuestión de segundos la chica ya estaba siendo apuntada con su arma justo en la cara.
Al ver el rostro de Norman, tan varonil, simétrico y agraciado, las mejillas de Barbara adquirieron color poco a poco hasta que una sonrisa bobalicona se dibujó en su cara.
—Hola —soltó en un suspiro, bajando su bate para recoger un mechón de su cabello tras su oreja —. Oye, no debes apuntarme, ¿sabes? Ahora que te veo bien, somos compañeros —se bajo un poco el escote de su camisa negra, revelando el inicio de sus senos y un tatuaje que tenía plasmado "A7214".
—Eso no comprueba absolutamente nada.
Al ver que su intento de seducción fallo, miró sobre su hombro y pudo observar a la chica gritona que los había ayudado a acabar con la gente que estaba en el coliseo. Verla en ese estado no le importaba, pero según pudo ver ella era uno de los mejores soldados de quién sabe dónde, así que su deber como integrante de la organización era tratar de mantenerla con vida para seguir explotando su potencial.
—Ow, parece que no sobrevivirá si no le das debida atención —puso un puchero falso —. La líder está en la ciudad y tiene a los mejores cirujanos de Italia a su disposición, ¿que tal si me dejas llevármela? Ella estará en buenas manos.
Norman sintió sus labios temblar. No la conocía, pero si lo que decía era verdad, esa era la única salida que quedaba para poder salvar a Emma. No tenía equipamiento, estaban en un país desconocido, sin aliados, en medio de la nada...
