Capítulo 4

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Al anochecer, como Sirius le había dicho, fueron al lugar donde le tenía una sorpresa. La Torre de Astronomía.

Digamos que ese internado en Escocia era algo bastante particular, estaba más o menos en el medio de la nada, salvo un pequeño pueblo a 1 kilómetro de allí, Hogsmade.

A parte de eso era sumamente exclusivo con sus alumnos, es decir, no cualquiera entra allí. (En pocas palabras, admitían a gente rica e inteligente, no había lugar para vagos e inadaptados).

Por lo tanto, pueden descubrir bastantes cualidades únicas, por ejemplo, la ya dicha Torre de Astronomía, un lugar perfecto para las clases y también para citas clandestinas, o sea, lo que Sirius le "propuso" a Remus.

Al llegar allí, lo primero que Remus notó fue el ambiente. Estaba todo decorado con velas y pétalos de flores, y cerca de la baranda había un hermoso picnic.

Remus se dio vuelta para ver a Sirius, y vió como sus ojos demostraban un poco de preocupación, vaya que el chico era muy transparente con sus emociones.

—Si no te gusta podemos ir a...— comenzó a decir Sirius.

—¡No!, Es...bellísimo. En serio te agradezco. Te esforzarte mucho en esto. Gracias Siri.

El corazón de Sirius comenzó a latir muy rápido, las palabras de Remus y ese apodo que nunca se oyó mejor que en esa boca provocaron ese efecto.
Tenía unas ganas atroces de besarlo ahí mismo, pero no era el momento aún, así que solo se abrazaron, estuvieron varios minutos así, se sentía tan bien. Al fin eso parecía lo que tanto quiso y anheló el pelinegro, un Hogar.

Comieron la deliciosa comida que trajo Sirius, miraron las estrellas, hablaron y rieron un poco más. Esa fue la mejor noche de ambos. Eso le bastó a Remus para confiar en él y entregarle su corazón. Ya no se haría el difícil, es más, le quería decir ahora lo que empezaba a florecer de su estómago. Pero no sabía cómo.

Ya fue, pensó Remus, le diría eso, que al fin entendió que él era él indicado, su príncipe azul, pero antes de que pudiera dejar de pensarlo, Sirius se adelantó y le dijo:

—La luna está hermosa hoy, ¿No lo crees?

Ahora el corazón de Remus empezó a latir muy rápido. Conocía esa frase de coqueteo a la perfección, pues siempre quiso que alguien se la diga, y ahora era el momento.

—Ya puedo descansar en paz— Respondió Remus, que ahora miraba a Sirius.

Ambos se mantuvieron la mirada por varios minutos. Me corresponde, me quiere, pensaba el corazón de Sirius.







Flores Para Conquistarte - WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora