🕸️Capitulo 6🕸️

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La mañana se filtraba por las rendijas de las cortinas, despertando a Selene con la suavidad de sus rayos

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La mañana se filtraba por las rendijas de las cortinas, despertando a Selene con la suavidad de sus rayos. La menor dejó escapar un bostezo mientras se estiraba en la cama, sintiendo la comodidad de las sábanas que la abrazaban. Después de unos minutos, se levantó y, aún adormilada, se dirigió al baño para atender sus necesidades.

Al bajar las escaleras, un suave sonido llamó su atención. La melodía tarareada por su madre, Amelia, resonaba en la cocina mientras barría el suelo. Selene observó la escena con una sonrisa. La vida en su hogar tenía esa tranquilidad familiar que tanto valoraba.

Sin embargo, al acercarse, notó que la expresión de su madre tenía un matiz pensativo. La canción parecía traer consigo recuerdos o pensamientos más profundos. Con la preocupación típica de una hija, Selene no pudo resistirse a preguntar.

Mama, ¿Estas bien? Te noto pensativa -pregunto Selene con dulzura y preocupacion-

-Amelia, sorprendida por la pregunta, intento disimular sus pensamientos y le respondio con una sonrisa forzada- Oh, no es nada de que preocuparse, querida, estoy bien

A pesar de la respuesta de su madre, Selene captó un atisbo de misterio. La preocupación creció en su interior, dando inicio a una mañana llena de intriga y cuidado compartido entre madre e hija.

Aunque el presentimiento de Selene persistía, decidió no ahondar más en el tema y simplemente aceptar las palabras tranquilizadoras de su madre. Juntas, compartieron un desayuno alegre y conversaron sobre diversos temas, como era su rutina diaria.

Entre risas y anécdotas cotidianas, Selene intentaba despejar la incertidumbre que se había instalado en su mente. Sin embargo, cada tanto, su mirada se desviaba hacia Amelia, intentando leer entre líneas esos pensamientos que parecían danzar en la mente de su madre.

Al finalizar el desayuno, ambas se levantaron de la mesa con la sensación de que algo en el ambiente había cambiado sutilmente. Selene se preparó para salir y dar un paseo por la aldea, como acostumbraba hacer en sus ratos libres. Mientras se despedía de su madre con un abrazo, no pudo evitar preguntar una vez más.

Mama, si en lagun momento quieres hablar sobre lo que te preocupa, estoy aqui para ti -dijo con ternura, dejando en claro su apoyo incondicional-

Amelia asintió con gratitud y le dio un beso en la frente a Selene, expresando un cariño que superaba cualquier palabra. Con ese gesto, madre e hija compartieron un entendimiento mutuo, listas para enfrentar juntas lo que el día les deparara.

Mientras Selene seguía su camino por el bosque, la melodía de la naturaleza a su alrededor le proporcionaba una sensación de calma. Sin embargo, en un instante, su paso se detuvo abruptamente al escuchar unos misteriosos ruidos provenientes de la espesura del bosque. Sus oídos aguzados captaron algo más que el susurro del viento y los cantos de los pájaros.

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