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Yoongi se quedó mirando su reflejo en el espejo. Las huellas de manos sobre su culo. En su cuello, que le hacían parecer como si fuera la víctima de un vampiro. Había dicho a Mina que reprogramara la entrevista que se suponía debía dar esa tarde. Malamente podía hacer la entrevista cuando se veía así.

Mordiéndose el labio, Yoongi tocó el chupón gigante en el lado de su cuello y se estremeció. A pesar de la evidencia, todo parecía bastante surrealista. Cuando se había despertado en el gimnasio ayer, no había rastro de Jin en la casa. Yoongi habría pensado que fue solo un sueño muy vívido, si no hubiera sentido sus nalgas como si estuvieran en llamas y si no se habría secado su corrida en su piel.

Se preguntó si Jin incluso fuera a venir esta mañana. Lo dudaba. El timbre sonó.

Cuando abrió la puerta, los ojos de Jin se centraron en su garganta. En las marcas que sus dientes habían dejado ayer. Taehyung reprimió el impulso tonto de cubrirlas.

Se sentía como si una pequeña eternidad pasara antes de que Seokjin lo mirara a los ojos.

Yoongi se humedeció los labios con la lengua, sin saber qué decir. Demonios, ni siquiera estaba seguro de lo que había sucedido. Estrictamente, lo que pasó ayer no fue sexo; ni siquiera se besaron.

Jin solo le había dado una azotada y unos chupones desagradables. Así que sí, estrictamente hablando, no era sexo. Pero en cierto modo, era peor. Su memoria era un poco confusa, pero estaba bastante seguro de que no había imaginado a Jin sosteniéndolo después. ¿O había sido un sueño?

En cuanto a Jin ahora, era difícil creer que algo de eso había sucedido.

Yoongi se hizo a un lado.

Seokjin entró en la casa, muy inflexible en sus movimientos. Él estaba más apretado que una cuerda de arco a punto de romperse.

Yoongi cerró la puerta y se apoyó en ella, sintiendo una fuerte sensación de deja-vu.

Inesperadamente, Jin se apoyó en la puerta, también. Yoongi había pensado que Seokjin trataría de poner la mayor distancia entre ellos como sea posible; sin embargo, se encontraban cerca. Sus hombros estaban rozándose.

Yoongi enganchó el pulgar en la cintura de sus pantalones de chándal y atrapó su labio entre los dientes. A pesar de las varias capas de tejido, su piel estaba hormigueando donde sus hombros se tocaban. Jesús. Esta cosa era ridícula.

Por fin, Seokjin soltó un suspiro, rompiendo el silencio.

—No me gusta repetir lo obvio, pero...

—Fue un error. —Dijo Yoongi, mirando a la pared opuesta.

—Sí.

Otro silencio largo y tenso.

–Mira. —Dijo Jin. —No quiero ser ese tipo. No soy ese tipo.

—¿Ese tipo? — Sonrió Yoongi — ¿Quieres decir el tipo que se va a casar dentro de unos meses, que dice que es heterosexual, y que dice que no le gusta la mierda?

—Todas esas cosas son ciertas.

Yoongi bufó.

—Tienes una forma curiosa de demostrarlo. ¿Porqué estás aquí?

—¿Qué?

Yoongi volvió la cabeza hacia él y estaba un poco sorprendido por lo cerca que estaban sus caras.

—¿Qué estás haciendo aquí, Jin? —Preguntó en voz baja y suave. —Si estás tan disgustado por lo que pasó, deberías haber ido directamente a Namjoon y decirle que lo estabas dejando. Nadie puede obligarte a que te quedaras, contrato o no. — Yoongi ladeó la cabeza. —¿Entonces que estás haciendo aquí?

¡𝐓𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora