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Sentado en su coche, Jin se quedó mirando la casa. Había luz en la planta baja, pero por lo demás la casa estaba a oscuras y en silencio. Todavía le sorprendía un poco lo común que era la casa. Incluso su propia casa era más grande y más llamativa que la de Yoongi.

Si no lo hubiera sabido, nunca habría adivinado que era el hogar de un famoso jugador de fútbol. Tal vez ese era el punto, ya que las medidas de seguridad eran inexistentes. Pero de nuevo, si la casa tuviera una mejor seguridad, él no sería capaz de mirar durante media hora como un espeluznante acosador. Jin sacudió la cabeza con una mueca. Suficiente.

Se bajó del coche y se dirigió hacia la casa mientras que empezaron a caer gotas de lluvia del cielo. Jin se negó a dudar antes de llamar. Había actuado ridículamente por semanas. Suficiente era suficiente.

La puerta se abrió y él se puso tenso, pero solo era Mina.

—Oye.

Ella parpadeó, mirándolo con sorpresa.

—Hola. Yoongi dijo que renunciaste. — Jin sacudió la cabeza.

—¿Está en casa?

Ella hizo un gesto de arriba.

—Sí, pero no creo que sea buena idea hablar con él esta noche. Está de un humor terrible. —Mina hizo una mueca y se apartó, dejándolo entrar. —Lo ha estado todo el día en realidad. Tuve que cancelar un evento de prensa muy importante. Su gerente de relaciones públicas está enojado conmigo. ¡Conmigo, no con Yoongi! ¿Cómo es que es mi culpa que esté actuando como una diva?

—¿Ha entrenado hoy?

—Sí. —Ella sonrió con malicia. —Pero creo que fue sobre todo para confundirte y demostrar que puede hacerlo mejor sin ti. ¿Qué hiciste para cabrearlo tanto?, ¿lo hiciste comer demasiada comida sana?

Jin desvió la mirada.

—Necesito hablar con él.

Ella le dio una mirada comprensiva.

—Buena suerte con eso. Traba la puerta cuando me haya ido.

—¿Te vas?

Ella abrió la puerta.

—Ya estaba a punto de salir. He estado aquí todo el día y ya son las diez, gracias a Dios. Necesito tanto un descanso de él.

—Estoy seguro de que puede sobrevivir hasta la mañana sin tener a alguien a su entera disposición. ¡Nos vemos!

Jin cerró la puerta después de Mina, un surco marcado entre sus cejas. Sus palabras lo hicieron preguntarse.

Él tenía una familia grande, ruidosa, y aunque todos sus hermanos se habían independizado hace rato, todavía pasaban una gran cantidad de tiempo en su casa.

Pero cada vez que había visto a Yoongi, siempre estaba solo. Ni amigos, ni familiares parecían visitarlo nunca, a pesar de su lesión.

¿Incluso tendría a alguien?

Sacudiéndose el pensamiento fuera, Jin se dirigió hacia arriba. No estaba aquí para entender al mocoso o sentir pena por él.

No deberías estar aquí en absoluto.

Jin tomó la caminata con calma, con la mano en la barandilla de madera pulida, un paso lento después de otro paso lento. Sintió resequedad en la boca, con el corazón acelerado. La pequeña voz en el fondo de su mente le decía que estaba cometiendo un error.

Él no estaba cometiendo un error.

Namjoon estaba en lo cierto: esto tenía que hacerse. Pero sin importar lo que se dijera, no podía quitarse de encima la sensación de que estaba haciendo algo mal.

¡𝐓𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora