¡𝐓𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨!

[16]

Dos días más tarde, Jin se encontró cara a cara con Mina por primera vez desde que se había enterado de ellos.

—¿Todavía estas seguro de que tienes todo bajo control? —Dijo Mina después de que Yoongi desapareció escaleras arriba para tomar una ducha.

Jin miro y dijo: Sí.

—¿Has visto la forma en que lo miras? —Él ni siquiera quería saber.

—Déjalo ir, Mina. —Dijo con un suspiro, dejándose caer en el sofá.

Mina le dio una mirada terca se había vuelto muy familiar.

—¿Por qué sigues aquí? Es tarde.

Jin se encontró con sus ojos de manera constante.

—Tuvimos que acelerar el programa de rehabilitación de Yoongi. Él tiene sesiones de entrenamiento dos veces al día ahora.

Ella frunció los labios, claramente no creía en él.

—Pero...

—Mira, yo no quiero ser grosero, pero no es asunto tuyo. —Dijo tan suavemente como pudo. No era especialmente suave.

Mina le gustaba, lo hacía, pero él estaba harto de su constante interferencia. En realidad, no estaba de humor para otra queja sobre la maldad de Yoongi y cómo él debería poner fin a esto.

Él no necesitaba ningún recordatorio. Sabía lo que debía hacer, lo había sabido todo el tiempo. Ejecutarlo era un poco difícil de alcanzar.

—Lo siento. —Dijo ella, torpemente. —Sé que puedo pasarme un poco, pero estoy preocupada por ti. Está bien, voy a irme. No es como si fuera bienvenida aquí. Me sorprende que no me saque fuera ya.

—Estoy tratando de evitar que te despida, pero no estás ayudando, ya sabes.

Ella le dio una mirada extraña

—¿Él realmente te escucha?

Jin se encogió de hombros.

—No es tan descabellado como parece.

Silencio.

Podía ver lo mucho que quería discutir con él. Por fin, ella suspiró.

—Está bien, ya conoces mi opinión. No voy a decirlo una vez más. —Ella tomó su bolso. —Dile que su jefe de relaciones públicas dijo que sería bueno si se tomara algo con Chou Tzuyu en algún restaurante de lujo esta noche para celebrar.

—¿Celebrar qué?

—Su cumpleaños. —Dijo Mina, cerrando la puerta tras ella.

—¿Era el cumpleaños de Yoongi?

Jin frunció el ceño. La rutina de Yoongi no había cambiado en absoluto. No hubo llamadas telefónicas, ni amigos o familiares felicitándolo, no hubo regalos. Nada. Yoongi actuó como si fuera un día normal.

Después de unos minutos, escuchó el ruido de pies descalzos en la planta baja y se preparó mentalmente.

—¿Ella se fue? —Yoongi dijo, limpiando su torso con una toalla blanca grande, mullida. Solo llevaba un par de pantalones cortos, montando bajos en sus caderas.

—Sí. —Dijo Jin, arrastrando los ojos lejos. —Ella dijo que tu jefe de relaciones públicas quiere que tomes algo con Chou Tzuyu en un restaurante esta noche.

Una mirada de confusión apareció en el rostro de Yoongi.

—¿Quien es Tzuyu?

El tono de Jin era neutro. —¿Tal vez tu acompañante?

Las cejas de Yoongi se levantaron por un momento, luego su expresión se aclaró.

—Correcto. Probablemente. —Él hizo una mueca. —No estoy del todo en un estado de ánimo para vagina. —Vio a Jin con hambre una vez más, lamiendo sus labios carnosos. —Prefiero tener tu polla.

El pene en cuestión se contrajo en los pantalones de Jin, saltando a media asta. Seokjin hizo una mueca, maldiciendo por dentro, pero sin sorpresa. Cuando estaba alrededor de Yoongi, no tenía el control de su pene. No importaba que ya hubieran tenido relaciones sexuales por la mañana antes de la llegada de Mina. Él no tenía la intención hacerlo, pero Yoongi lo había mirado enrojecido y con sueño y suave, y Jin no había sido capaz de resistirse a tocarlo. Muy, muy patético.

—No sabía que hoy es tu cumpleaños. —Dijo Jin duramente, tratando de recomponerse. Ceder a su debilidad una vez al día era bastante malo. Él podía alejarse sin poner su pene en el niño una vez más. El podría.

—Es un día como cualquier otro. —Dijo Yoongi, paseando su camino hacia Jin. —Nunca entendí por qué la gente hace un gran alboroto sobre ello. Creo que es algo que celebrar para los padres, pero mi madre está muerta, así que... —Se sentó a horcajadas en los muslos de Jin.

—¿Que hay de tu padre?

La mano de Yoongi se detuvo en la cremallera de Jin. Una sombra cruzó su rostro antes de desabrochar la cremallera de los pantalones de Jin y meter su mano dentro. Jin siseó mientras los dedos delgados de Yoongi se envolvían alrededor de su pene. A pesar de sus mejores esfuerzos para distraerse a sí mismo, estaba dolorosamente duro.

—Él no dio una mierda sobre mi cuando yo tenía cinco años. Dudo mucho que daría una mierda por mi cumpleaños cuando tengo veintidós. —Yoongi sonrió. No era una sonrisa agradable. —Tú y él tienen algo en común, ya sabes. —Sus dedos se cerraron alrededor de la polla de Jin.

—¿El qué? —Jin logró decir, con los ojos rodando hacia la parte posterior de su cabeza.

—Es un culo prepotente. Más tarde descubrí que es un Conde. —Yoongi río. —De todos modos, él estaba casado pero no pudo mantener su pene fuera de mi madre. Ella era muy bonita. —Yoongi acarició el pene de Jin lentamente. —Sé que piensas que soy bonito. Me parezco mucho a ella, antes de que ella enfermara. —Yoongi río. —Al menos no me puedes embarazar.

Jin se le quedó mirando.

Luego les dio la vuelta y apretó sus labios contra Yoongi con suavidad. Yoongi se quedó inmóvil, su corazón se aceleró de manera inesperada, su agarre en el pene de Jin alejándose.

Jin lo besó suavemente, una y otra vez, el beso muy inocente en comparación con las cosas que habían hecho en el último mes. Dios, una boca tan dulce. La más dulce del mundo. Yoongi estaba casi temblando.

Yoongi hizo un pequeño ruido y rompió el beso. Apretando el pene duro de Jin, lo miró con desconfianza.

—¿Qué crees que estás haciendo? No soy tu sangrienta novia. Solo date prisa y jódeme.

Jin lo hizo. Por supuesto que sí.

Cuando hundió el rostro en el cuello de Yoongi y empujó dentro de él, casi podía identificarse con ese pene que había embarazado a la madre de Yoongi. Si la madre de Yoongi había sido la mitad de embriagadora que su hijo... para vergüenza y disgusto de Jin, podía entender al tipo.

Había una diferencia, sin embargo. Estaba claro que en algún momento el padre de Yoongi se había detenido.

Jin ya no estaba seguro de poder hacerlo.

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