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—¡Mátala, mátala!— Repetía yo con sumo miedo del pequeño animal que estaba en mi dulce hogar.
—¡Hazlo tú!— Respondió Mikey mientras apuntaba con la escoba hacia la pared.
Sí, ambos idiotas tratando de matar una cucaracha, por desgracia del mundo nos habían dejado solos y fue el mejor momento para que una cucaracha entrará por la ventana.
—¡Mierda se mueve!— Gritaría yo para luego salir corriendo, dejando a Mikey solo en la Sala con ese animal.
—¡Maldita seas ______!— Respondería nuevamente el chico mientras corría detrás mío.
Ambos habíamos llegado hasta la cocina mientras escapábamos de tal insecto, en ese momento saque mi celular y llame rápidamente al número de Draken, necesitábamos a alguien valiente en estos momentos.
Ken: ¿Qué sucede?- Pregunto detrás de la otra línea.
—¡Kenchin!, ¡sálvanos, hay una cucaracha voladora en la sala!— Diría Mikey mientras fingía llorar por el miedo.
—¡No seas marica y deja de llorar Mikey!, en fin.. ¡Ven Draken!, ¡¿qué tanto fueron a comprar?!
Ken: Las cosas para la pijamada, otra cosa es que sean unos llorones, en cinco minutos llegó.
Y así sin más, dejándonos a nuestra suerte, Draken corto la llamada, parecía que no buscaba ayudarnos en lo más mínimo, "un completo idiota", pensaba yo.
—¿Ahora qué hacemos?— Pregunto Manjiro.
—No lo sé.. ¿Qué piensas hacer?— Pregunte mientras dejaba el móvil de lado.
—No sé, no pienso salir hasta que ese animal se vaya.
—Yo menos.
Ambos asentimos en forma de decirnos que estábamos de acuerdo uno con otro, luego de eso dejamos escapar una risita.
Ese momento no nos pudo durar más de dos minutos, la cucaracha al parecer había recorrido toda la casa en nuestra búsqueda, ya que enseguida llegó a la cocina, lugar donde estábamos Mikey y yo. Ambos soltamos un grito y rápidamente nos subimos a un mueble de la cocina.
—¡Pensé que se había ido!— Conteste mientras agarraba a Mikey de las greñas.
—¡Suéltame idiota, yo pensé lo mismo!— Reprochó el chico mientras trataba de que lo soltara.
Claramente ninguno de nosotros estaba mentalmente preparado para todo esto, aquel chico agarro una cuchara y empezó a moverla de arriba hacia abajo, parece que buscaba que se fuera, ambos éramos unos niños que no se sabían cuidar solos, eso era claro.
—¡Oigan!, ¡______, Mikey!, ¡¿están bien?!— Gritaría una voz conocida para nosotros.
—¡Takemicchi!— Gritamos al unísono Mikey y yo, no era lo que queríamos.. Pero era algo justo que al menos mandaran a alguien a cuidarnos.
Nuestro héroe por fin había llegado, no era lo que esperábamos pero era justo, sin embargo.. Las cosas no salieron como esperábamos.
—¡Mátala Takebola!
Y sí, el tacos de Michi tampoco era capaz de matar a la cucaracha, él tenía razones diferentes a las nuestras, según él no era capaz de matar a un animalito sin culpa, pero claro, nosotros teníamos que pagar todo.
Al menos ya sería otro día lleno de Buenos momentos que sin duda guardaría en mi memoria mental, aunque el susto era grande, las risas jamás faltaron.
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