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★ DISCORDIA ; c0sm1city ii. percy jackson sueña con la diosa mas increible... yo ─
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Percy Jackson no tenia idea de donde se encontraba. Lo ultimo que recordaba era que junto a Annabeth y Grover habian montado un pequeño campamento para pasar la noche despues de haber enfrentado a Equidna y la quimera.
Cuando se habia ido a dormir, sus prendas aun estaban mojadas por haber caido en el rio despues de que Poseidon lo hubiera salvado de aquella caida mortal.
Sin embargo, ahora su ropa estaba perfectamente seca. Incluso las rasgaduras de su pantalon, que se habia hecho durante las incontables peleas con mounstros, habian desaparecido. Toda su ropa estaba limpia, seca y como nueva.
Por primera vez desde que desperto, levanto la mirada de su ropa y se permitio observar a su alrededor.
Columnas griegas adornaban el lugar. Percy podia asegurar que estaba en un templo, aunque no sabia el de quien. Las columnas, anchas y de un color gris palido, estaban adornadas con diseños caóticos, salían del suelo y se perdían en la oscuridad del techo de mármol oscuro. La luz se colaba de manera misteriosa, formando sombras que parecían tener vida propia. Y ahí, en medio de ese rollo oscuro, estaba un trono con un aspecto extraño, como si estuviera hecho a propósito para desconcertar. Era como si el caos mismo se hubiera materializado en ese lugar.
Las piernas de Percy lo llevaron casi por inercia hacia ese trono oscuro, se sintio arrastrado por una fuerza invisible. Sus dedos exploraron la superficie del asiento, sorprendiéndose en silencio por lo frío que estaba. En solo unos segundos, sintió cierto entumecimiento en sus dedos.
A pesar de eso, una extraña necesidad se apoderó de Percy, llamandolo a sentarse en el trono. Era como si el oscuro asiento tuviera un imán que lo atrajera, despertando en él una irresistible curiosidad y deseo de permanecer allí. Se sentia a gusto en el templo, tanto que incluso se habia olvidado de que no era real, y que lo mas posible era que algun dios estuviera jugando con el.
En ese momento, su pensamiento cobro vida cuando una risa juguetona resonó en la penumbra, revelando la presencia de Eris, quien había estado observando a Percy desde las sombras. El semidios sintio un escalofrio recorrerlo al oir su voz.
