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★ DISCORDIA ; c0sm1city iii. duo de homicidas olimpicos ─
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Habia evitado contarle a Ares sobre mi pequeño escape a los sueños del hijo de poseidon.
No era de importancia que lo supiera, sólo queria conocer al semidios antes de comenzar con el plan. Si antes tenia mis dudas, ahora estaba mas que segura de querer acabar con el mestizo.
Luego de haber interactuado con el, habia llegado a la conclusion de que Percy Jackson era un irrespetuoso que superaba los limites de mi paciencia. La forma con la que se habia dirigido hacia mi; la manera en la que desafío abiertamente mi autoridad y sus comentarios sarcasticos eran exasperantes.
— ¡Se atrevió a decir que leo mucha poesía romántica! ¡Odio la poesía romántica! —murmure para mi misma mientras yacía aburrida sobre el trono, rodeada de ninfas que iban de aca para alla, encargandose de mis necesidades— Mestizo arrogante..
A mi lado se materializo Ileana, una de mis sacerdotisas y, secretamente, mi favorita. No es que tenga un séquito íntimo muy extenso, pero siempre consideré a Ileana como una amiga.
— ¿Quien es un mestizo arrogante? —inquirio la morena con una sonrisa divertida, dandome una pequeña reverencia—
Ilena era joven y llena de energía, algo que normalmente despreciaría, pero ella era diferente. Era divertida e intrépida, su cabello rizado siempre iba de aca para alla por todos los rincones del templo, era educada y desde que habia pulverizado a la ninfa que se ocupaba de peinarme, Ileana habia sido su reemplazo.
Pasábamos bastante tiempo juntas en el templo. En más de una ocasión, había sido la confidente de mis travesuras. Me encanta ser escuchada tanto como ser temida, e Ileana, sin duda, es una gran oyente. Se asombra en silencio cada vez que los relatos de mis bromas terminan con alguna muerte, lo cual es bastante recurrente. Y ríe siempre que mis travesuras tienen un ápice de diversión; como cuando robé las flechas de Eros y le disparé una a Ares, dejándolo perdidamente enamorado de Artemisa. No es necesario aclarar que mi hermanito estuvo a punto de terminar en las profundidades del Hades a manos de Artie, de no ser porque Eros notó la falta de su carcaj casi de inmediato, remediando la travesura con rapidez.
