1-The bloody hunt

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Día uno 

2002

Natsumi tarareaba al unísono de su caminar cuando la campana sonó, y volvió a su salón. Entró, pero solo estaban cuatro de sus veinticinco compañeros. ¿No era eso raro? Se preguntó a ella misma, mientras la puerta azotaba de golpe y el ambiente se volvía oscuro y rojo...

El sol pareció esconderse, y el aire parecía cobrar vida en susurros casi inaudibles, Natsumi se volteó para intentar abrir la puerta después vinieron sus compañeros, y intentaron abrir la puerta por unos minutos antes de oír un grito desgarrador e inhumano proveniente del pasillo, seguidos de rasguños y golpes secos y constantes. Luego de unos segundos rápidos, todo quedó en silencio.

El grupo temblaba de miedo por la naturaleza anormal del ambiente, y Natsumi decidió no intentar abrir la puerta, los demás apoyaron la idea de dejar la puerta cerrada por completo. Entonces, decidieron poner unas sillas y escritorios para evitar que ésta se abriera. Intentaron relajarse y entender lo que pasaba, y cómo podrían solucionar esto.

No era de mucha ayuda... bueno, eso parecía, ya que pensándolo bien, ¿qué podrían reflexionar unos adolescentes de trece años? No era mucha su capacidad, pero lo intentaron. Luego, después de horas, el hambre era un poco... muy presente. Empezaron a buscar por todo el salón. ¿Qué encontraron? No mucho... pero era suficiente: una manzana, un sándwich y una barra de fresa. No era suficiente para los seis, entonces repartieron.

Algunos pensaban que merecían más y una enemistad se consiguió entre Kazuki y Ren. Kazuki era un chico bajo y de pelo negro, mientras que Ren era unos centímetros más alto y de igual forma con cabello negro, pero Ren pensó que debería recibir más solo por ser, según él, muy útil por si necesitaban defenderse, Kazuki obviamente le dijo que su forma de pensar, en pocas palabras, era una 'completa mierda' y que era muy egoísta. Sakura defendió el punto de Kazuki, ya que concordó en que todos deberían recibir la misma cantidad de comida, y Hina, su mejor amiga, decidió quedarse callada, sin decir nada, mientras comía una cuarta parte del sándwich.

Aquí no hay salida 🚪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora