En dónde Rebecca pierde su mochila y encuentra un sobre extraño.
O en dónde Freen se la ingenia para llamar la atención de la chica de sus sueños.
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-; Historia de mi completa autoría.
-; Contenido +18.
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⚠️: Violencia, abuso psicológico.
R e b e c c a A r m s t r o n g
Hace tres años
El insomnio se había adherido a mí desde que me había mudado a la casa de este extraño.
Mis noches consisten en sentirme incómoda y extrañar la casa a la que solía llamar mi hogar. Mis compañeros y profesores se muestran preocupados por mi ojeras y lo considerablemente más delgada que estaba, pero me limito a decir que no ocurre nada malo y que sólo la mudanza me mantenía cansada.
Bajo las escaleras en busca de un vaso de agua, ya que las bolsas de papas fritas me habían secado la garganta. Mi dieta consistía en snacks que compraba en el instituto porque me negaba rotundamente a compartir la mesa con el nuevo novio de mamá.
Mamá tenía un grave problema con no saber estar sola.
Cuando tenía nueve años, de un día para otro, nos mudamos nuevamente a Tailandia, su país de origen, ya que se había separado de mi padre y según ella, se sentiría menos sola estando cerca de su familia.
Pero yo también soy tu familia, mamá.
Fueron muchos hombres los que se hicieron llamar el amor de su vida, y a mí no me molestaba, pero me dolía que priorice a sus parejas antes que a mí, que soy su hija.
Pese a mi dolor, no me molestaba, de hecho me había acostumbrado a mi nueva soledad, hasta que hace un mes decidió mudarse con un tipo que conoció hace poco tiempo y me arrastró a esta locura.
- ¿No comerás con nosotros? -dice mi madre.
- No. -respondo cortante y me sirvo un vaso de agua.
- Tu hija es una idiota irrespetuosa. -dice su novio.
Mamá sólo se ríe como si hubiese sido un chiste y no una ofensa a mi persona.
Me duele.
- Dile a tu hija que no sea una idiota. -dice el hombre.
- ¡Come con nosotros, no seas irrespetuosa! -grita mi madre.
Entiendo su miedo a la soledad, pero no justifico que haga caso a sus novios de esa manera. No cuando a mi me lastima, no cuando me siento sola e incómoda.
- ¡No quiero! -alzo la voz.- ¡Quiero irme a mi casa!
Es la primera vez que le grito a mamá.
- ¡Respeta mi hogar, pequeña idiota! -dice el hombre.- ¡Estás bajo mi techo, no aportas nada y eres una malagradecida!
El hombre se levanta de la mesa y toma mi brazo con fuerza, llevándome a una silla, me empuja contra esta lo que provoca que caiga y me golpeé la frente.
