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Como al día siguiente era sábado, lo normal habría sido que la mayoría de los alumnos bajaran tarde a desayunar. Sin embargo, mis amigos y yo no fuimos los únicos que nos levantamos mucho antes de lo habitual en días de fiesta. Al bajar al vestíbulo vimos a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y todas contemplando el cáliz de fuego. Lo habían colocado en el centro del vestíbulo, encima del taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador. En el suelo, a su alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.
—Buenos días—era victor que caminaba con los demás de sus compañeros atrás.
—Buenos días vic, ¿te encuentras mejor?—tomó mi mano y le dio un beso en el dorso. —Mucho mejor gracias, ¿pondrás tu nombre?—pregunto el, mostrándome su papel con su nombre. —No se, no estoy segura—saque el papel que había escrito en la noche. —Vamos los dos juntos—Victor tomó mi mano y me jalo hasta el cáliz.
Al llegar nos detuvimos frente a la línea de edad, viktor cruzo primero, volteo a verme y aún agarrándome de la mano me hizo cruzar la línea yo.
—Al mismo tiempo ¿si?—asentí la cabeza y ambos alzamos los brazos—una, dos, tres!
Ambos dejamos caer el papel al cáliz, donde inmediatamente fueron consumidos por el fuego. Detrás de nosotros les siguieron los demás de Durmstrang a poner el suyo.
—Vamos a comer, muero de hambre—Vik agarro su estomago cuando sonaron sus tripas. Pasamos por la mesa de griffindor.
—¿Ya ha dejado alguien su nombre? —le preguntó Ron, algo nervioso, a una de tercero. —Todos los de Durmstrang —contestó ella —Pero de momento no he visto a ninguno de Hogwarts, bueno...Malfoy solamente, que lo acaba de meter junto a victor.
—¿Te refieres a la hermana de Draco Malfoy no?
— Pues no creo que Draco pudiera meter su nombre ¿no?—pregunto la chica sarcástica para después irse.
—Seguro que los demás lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos —dijo Harry— Yo lo habría hecho así si me fuera a presentar: preferiría que no me viera nadie. ¿Y si el cáliz te manda a freír espárragos? Alguien se reía detrás de Harry. Alcance a ver que eran a Fred, George y Lee Jordan que bajaban corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos. —Ya está —les dijo Fred a Harry, Ron y Hermione en tono triunfal—Acabamos de tomárnosla.
—¿El qué? —preguntó Ron.
—La poción envejecedora, cerebro de mosquito —respondió Fred.
—Una gota cada uno —explicó George, frotándose las manos con júbilo—Sólo necesitamos ser unos meses más viejos.
—Si uno de nosotros gana, repartiremos el premio entre los tres —añadió Lee, con una amplia sonrisa.
—No estoy muy convencida de que funcione, ¿sabéis? Seguro que Dumbledore ha pensado en eso —les advirtió Hermione. Fred, George y Lee no le hicieron caso. —¿Listos? —les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción—. Entonces, vamos. Yo voy primero... La mesa de slytherin no estaba muy lejos de la de griffindor por lo que pude observar la tremenda pendejada que aran, Fred se sacaba del bolsillo un pedazo de pergamino con las palabras: «Fred Weasley, Hogwarts.» Fred avanzó hasta el borde de la línea y se quedó allí, balanceándose sobre las puntas de los pies como un saltador de trampolín que se dispusiera a tirarse desde veinte metros de altura. Luego, observado por todos los que estaban en el vestíbulo, tomó aire y dio un paso para cruzar la línea. Durante una fracción de segundo, creí que el truco había funcionado. George, desde luego, también lo creyó, porque profirió un grito de triunfo y avanzó tras Fred. Pero al momento siguiente se oyó un chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del círculo dorado como si los hubiera echado un invisible lanzador de peso. Cayeron al suelo de fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para colmo sonó un «¡plin!» y a los dos les salió de repente la misma barba larga y blanca.
