Cap. 2 Llegada.

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Por fin era el día, el día en el cual los reyes llegarían al pueblo Meteoro y restaurarian todos los desastres de este.

Kuroro se encontraba en su cama, rodeado por las sábanas. La noche anterior había Sido un poco caótica, ya que todavía no se sacaba a la linda muchacha de la cabeza, aquella que tenía el pelo lacio hasta el cuello y dorado, aquella con esos ojos bellos color zafiro. Que con solo una mirada de esos ojos enamoró al más guapo de Meteoro.
Después de unos minutos Kuroro abrió los ojos, un poco segado por el sueño, pero sabía perfectamente que día era. Así que de un salto se levantó de su cama para vestirse.
Se colocó un traje como todos los días, unos zapatos de cuero y una banda color olivo en su frente. Se desordeno el cabello negro como la noche, y cuando se vio al espejo decidió que era hora de salir.
No sé tomó la molestia de desayunar, así que su rutina fue cambiada por este.
Los reyes iban a llegar a las 10:00 am, y eran las 9:30 am, entonces en media hora ya estaría la carroza de estos, pero hasta entonces Kuroro tendría que hacer tiempo.
Fue de nuevo a la casa de Pakunoda, pero está vez no entro, simplemente siguió de largo, dirigiéndose al castillo que ya habían terminado.
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Después de caminar por más o menos 6 minutos, llegó a aquel palacio. Era completamente blanco, con algunos toques azules. El jardín delantero era completamente hermoso, su pasto verde y una regadera automática para que no muera ese bello color, una fuente a la derecha con agua completamente lúcida. Aunque no pudo rescatar muchos detalles del palacio, ya que aquel sitio lo rodeaba unas rejas color negro con una entrada en medio, la entrada al patio delantero era gigante, y parecía sacada de una película de princesas.
El pudo notar varias ventanas y ventanales que daban una vista al interior del castillo, aunque lo único que podía ver (por la distancia) era un pasillo largo y enorme con plantas a sus costados y macetas de porcelana finamente pintadas con azules metálicos y blancos que las sostenian.
Después el otro ventanal daba la vista a un cuarto realmente grande, la cama era estilo victoriano con sábanas blancas, frazadas de color beige y celeste. Las almohadas estaban todas apoyadas en el respaldo de la cama, todas eran blancas y dos eran beige peludas, la primera de las dos estaba en el noroeste de la cama, y la segunda de las dos estaba en el noreste de esta. El respaldo era beige con toques dorados, lo cuál hacia que se asemejara más a la realeza. El velo de la cama era color celeste, y los barrotes que lo sostenían eran de cuarzo con toques de oro al sur y al norte de los barrotes. Adelante de aquella cama se encontraba un sillón,que al igual de la cama, era estilo victoriano. Era blanco con almohadas celestes, y también tenía una piel blanca peluda que se apoyaba en el respaldo de este.
La habitación tan destacada contenía un tocador beige, con tres cajones que hacían de soporte al este y otros tres que hacían de soporte al oeste. Los mangos eran de oro con unos cuantos detalles, y la parte de arriba de aquel tocador tenía un solo cajón principal largo. Arriba habían tres velas que se sostenían de un candelabro, y cabe recalcar que tenía un hermoso espejo en la pared del tocador. Abajo de este había un pequeño banquito que la parte acolchonada lo cubría una piel blanca peluda. A los costados del tocador había lámparas que se sontenian de la pared. Era un toque realmente bello.
A una esquina del cuarto, casi al lado de la puerta que unía el pasillo con la habitación, se encontraban dos sillas acolchonadas con un material blanco y con bordes dorados, como las patas y la estructura en general. En medio de estas dos sillas se encontraba una mesa dorada que arriba de esta tenía una pequeña planta verde.
Fuera de esto, no se podía ver nada más por el ventanal de aquella habitación, no se podía ver el armario ni si habían más muebles, lo que se podía ver (apenas) era el candelabro enorme dorado que colgaba del techo y la alfombra blanca en el piso de ese cuarto.
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Minutos más tarde, Kuroro escucho las ruedas de la carroza acercarse, al igual q los pueblerinos, asique de inmediato se alejo de las rejas para dirigirse a dónde todo el pueblo estaba reunido para resivir a los reyes que supuestamente les salvarían la vida.
La carroza había por fin llegado a su destino, está era blanca con toques dorados y algunos celestes, unas cortinas beige q cubrían una ventana y algunas gemas que adornaban aquel transporte.

Pasaron unos segundos, todos estaban mirando atentamente al transporte, hasta que un individuo salió de este y hizo una reverencia ante los pueblerinos.

-"Bueno días ciudad Meteoro. Me presento, soy Hisoka, el mayordomo más fiel de la familia Kurta."

Todos se quedaron callados, algunos susurrando y otros simplemente mirando atentamente las acciones del hombre.

-"Les presentaré a sus majestades, son la señora Kurta, el señor Kurta y su adorable hijo, el príncipe."

Hisoka fue a la puerta principal de la carroza, para después abrirla.
De aquel transporte salió un hombre alto con aspecto amable, y detrás de el le seguía una mujer.
El hombre llevaba una camisa negra, un cinturón de cuero, un pantalón gris, botas negras, un saco color azul que lo llevaba puesto como si fuera una capa y unos guantes negros. Bastante elegante.
Tenía un pelo marrón oscuro, casi negro que parecía estar sostenido con gel. Sus ojos estaban completamente cerrados, así que no se podía ver el color de estos.
Atrás de aquel señor, se podía visualizar a una mujer con piel pálida, cabello rubio y apenas rizado con unos ojos zafiros.
Llevaba un vestido largo color azul que le llegaba hasta los tacones, el estilo del corte del vestido era similar al estilo sirena. Las mangas de aquel vestido eran largas hasta más de las muñecas, con descubierto en la zona de sus hombros. También, la señora portaba un sombrero como los típicos de playa, pero elegante y más grande. Al igual que su vestido, su sombrero era azul, y tenía un lazo color blanco con flores beige y celestes.
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Los dos reyes hicieron una reverencia, que a la par el pueblo de Meteoro hizo lo mismo.

-"Saludos, pueblo Meteoro."- Hablo la reina. -"Este es un gran día, a partir de hoy..."


"Todo cambiará."

''. .†≈•<<{ ←⟨El más bello.⟩→ }>>•≈†. .''.                   /[(׶KuroKura¶×)]\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora