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Tras el buffet de espectaculares postres dignos de un lugar tan costoso, se aventuró por el internado, en las notas de su celular iba redactando cosas específicas, como la estatua de la Afrodita desnuda que se encuentra por los salones de ciencias, así podría quizás, en un futuro no perderse. Esperaba también encontrar el salón de arte, donde posiblemente termine pasando la mayor parte del tiempo, mientras buscaba, se encontró con otro de los lugares donde más estaría.

La biblioteca, un lugar majestuoso, con altos libreros abarrotados, mesas tan elegantes como todo lo demás que había visto en el complejo, con una gran ambientación antigua.

Se paseo por los libreros, pensando si también había libros de fantasía que incluyeran las nuevas características de este mundo, o quizás los mismos libros que el otro mundo pero adoptando este cambio. Mientras ojeaba páginas al azar, su vista se clavó en un joven inmerso en su lectura, no sabia exactamente que le llamó la atención.

Con el pelo rubio cenizo, cayéndole sobre la cara de forma desordenada, alcanzando un poco más que su cuello, piel clara con pecas, no como las de ella que eran claras y de gran cantidad, las suyas eran pequeñas y oscuras, adornando especialmente por la zona de su nariz y mejillas, sus ojos un poco ocultos entre sus pestañas largas, eran de color verdoso claro, casi que podían parecer grises. Ya lleva el uniforme, aunque aún no es obligatorio, además de que tiene el ceño levemente fruncido, lo que le da un aire de seriedad que supera la edad que parece tener.

Parece notar su mirada, porque ahora es él el que clava los ojos en Charles, que puede distinguir como su mirada muestra ahora hostilidad.

"¿Quieres algo?" Pregunta con obvia agresividad, elevando una de sus cejas, algo que ella nunca logró hacer.

"Solo me preguntaba qué lees" dijo Charles, calmando el corazón de la sorpresa. "Parece muy interesante"

Él la miró de arriba a abajo de forma desdeñosa. "Nada que pueda interesarte" repuso, volviendo a su libro.

"Nunca se sabe" señaló mientras se aproximaba a la mesa. "Estoy ampliando horizontes, así que me serviría una recomendación" termino de decir, sentándose enfrente del chico, que no le saco el ojo de encima en cada uno de sus movimientos, frunciendo cada vez más el ceño.

"¿Recomendaciones?" dejó escapar una risa sarcástica. "No creo que tengamos gustos similares." dijo él, mostrando una sonrisa ladina.

Charles, sintió cierta diversión al ver las reacciones del joven, obviamente él parecía muy molesto, pero ella se mantuvo tranquila, sonriendo con amabilidad.

"Eso no lo sabremos hasta intentarlo" dijo, teniendo una nueva ocurrencia. "¿O quizás estés leyendo algo indecente?"

El joven ya mostraba más deseos de lanzarle un libro por la cabeza, que insultarla "Oh, sí, porque todos los alfas son conocidos por su refinado gusto literario, ¿verdad? Seguro que mi lectura es demasiado sofisticada para tu paladar promedio."

Charles es sorprendida por el comentario de género, pero en el libro se relata la hostilidad que tienen algunos omegas hacia los alfas y viceversa, así que era algo esperable.

"Considero que todos tenemos nuestros placeres culposos, más allá del género" dice sonriendo divertida "Incluso si a algunos les da vergüenza admitirlos"

También le sorprendió que supiera que era un alfa, quizás se notaba a simple vista.

"Oh! Claro, porque tu eres una experta en cosas que dan vergüenza" Su expresión se volvió más dura mientras continuaba, "Ya que estamos, ¿por qué no vas a darla lejos de aquí?"

"Quizás me vaya, si me dices el nombre de ese libro" respondió tranquilamente. "Yo, a diferencia de otros, me considero más abierta de mente"

"Reyes caídos" Escupe. "De Ellen Mayer" Ya rendido a la situación. "Quizás mejore un poco tu mediocre mentalidad, ahora ¡Lárgate!"

Charles se levantó triunfante, caminando hacia la salida, pero antes de irse dijo, conservando su sonrisa. " Por cierto, soy Charles Von Feder. Gracias por la agradable conversación" continuó su camino, sin esperar respuesta.

Charles se dedicó a pensar en el joven mientras seguía recorriendo la escuela, se había anotado el libro que menciono en el celular dispuesta a buscarlo más tarde, no comprendía porque se había decidido tanto en molestarlo, siempre había sido huraña con las personas orgullosas que se creían mejor que ella, pero usualmente con una o dos bromas lo dejaba estar.

 Sin embargo, no se arrepentía de la divertida conversación que había tenido con él, pero como no quería llevarse mal con nadie, tendría que ser más amable la próxima vez que lo viera y contener las ganas de molestarlo.

También se preguntó si sería un Omega, no sabía distinguirlos a ciencia cierta, o un Beta tal vez, ¿como los diferenciaban? Suponía que sería por las feromonas y demás, pero ella no notaba nada distinto en realidad, si logro distinguir las suyas propias la primera vez, aunque ya se había acostumbrado, y creía que las de Sasha podían llegar a ser con olor a canela, porque había sido un aroma que destacó cuando estuvo en su habitación, más allá de eso, no distinguía nada. ¿Tendría mal el olfato?

En las dos semanas que tuvo para adaptarse al lugar, se encargó de hacer trámites y pasear, además de conseguir los horarios escolares y demás. Entre los trámites estaba un permiso para poder volver a su apartamento los fines de semana, se había esforzado tanto en decorarlo que le resultaba entrañable, se preocupo cuando se entero que requiere una firma de algún familiar o tutor legal, pero al parecer sus nuevos padres con una llamada se habían librado del problema.

 otra cosa en la que había mejorado era en la comunicación con su familia recién adquirida, sin embargo, para hacer su vida más fácil les pidió que se comunicaran con ella solo para emergencias y por trivialidades los fines de semana, usando como excusa que quería centrarse en estudiar y adaptarse al nuevo entorno, la que más mostró resistencia fue su nueva abuela, a la que estaba empezando a tomarle cariño, ya que en su otra vida no había tenido una, por tanto, cedió con ella de hablar entre semana también.

También se probo su nuevo uniforme, que consiguió con pantalones como uno de los privilegios de ser alfa, que te permite usar tanto pantalón como falda. Este cuenta con lo típico, camisa y saco, que puedes seleccionar si los quieres de negro o blanco, ambos con el emblema del internado, el pantalon o falda en otros casos y la corbata, de color violeta cuadrille oscuro, medias oscuras y zapatos de cuero marron, además de complementos o accesorios por estación como los shorts o las bufandas.

Descubrió que el color no le disgustaba en absoluto, y al parecer el uniforme le quedaba mejor de lo que esperaba, quizás era un efecto de ser un mundo de novela, a Sasha también se le lucía bien, ella había aceptado la falda, pero llevaba abajo unas calzas de ciclista, y se aflojaba mucho la camisa, dejando un lado fuera de la falda y el otro dentro, además que usaba varios collares, todos hermosos, ella no era tanto de usar joyería, le parecía un estorbo más que otra cosa, pero a su compañera obviamente le iba bien. 

Se concentró en reforzar su amistad con ella también, quería tener con quien contar en caso de no comprender algo posiblemente obvio, y descubrió que Sasha no era una mala persona en lo absoluto, había recibido una educación alfista, que la hacía tener un comportamiento con los omegas un poco cuestionable, pero no era algo imposible de solucionar, Charles tenía la fe de, con tiempo, ayudarla a ser más respetuosa con estos. 

Además, ambas parecían tener gustos similares, en ambito de comida o series que ver, su mayor diferencia estaba en el afan de Sasha por la actividad física, cosa que Charles evita arduamente, por ello, cuando le sugirió practicar juntas calistenia, se negó rotundamente, pero al parecer la muchacha no era de aceptar un no por respuesta, por tanto Charles fue arrastrada por una serie de actividades diarias al iniciar y terminar el día, que la dejaban agotada, por suerte, su nuevo cuerpo parecía soportar bien el ejercicio, lo que la ayudó a acostumbrarse más rápido a la rutina, agradeciendo por vez primera ser un Alfa.

Entonces pasadas las dos semanas de adaptación a su nuevo entorno, llegó el ser que pondría en caos a todo el internado, Alice Besmont, la protagonista conquistadora de todos los géneros, y la fuente de su futura perdición, a menos claro, que logrará salvarse. 

Cazando a este antagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora