𝐀𝐋𝐋|ᵗʷᵈ ᵒⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ

𝙶𝚕𝚎𝚗𝚗 𝚁𝚑𝚎𝚎

|UN RECUERDO EN EL TIEMPO|

Advertencias:ninguna <3

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Era un día cálido en Alexandria, un respiro entre las tensiones del mundo. El sol brillaba y el sonido de risas y conversaciones llenaba el aire, recordándole a Glenn Rhee que había momentos de paz incluso en tiempos oscuros. Mientras caminaba por el patio trasero de su hogar, su mente viajaba a esos instantes simples que compartía con Amelia, su compañera y esposa.

Al ver un viejo árbol que habían plantado juntos, una mezcla de nostalgia y calidez le envolvió. Aquella tarde, Amelia había estado a su lado, riendo y bromeando, haciéndole olvidar las preocupaciones que siempre acechaban. Tenía una forma de iluminar hasta los días más grises con su risa contagiosa y su espíritu indomable. Sin ella, la vida se sentía más vacía.

Decidido a celebrar su amor, Glenn se dirigió a la tienda de suministros. Quería hacer algo especial, una cena que le recordara todo lo que habían construido juntos. Se sentía nervioso y emocionado a la vez, como si estuviera preparándose para una cita, incluso después de todos esos meses.

Al caer la tarde, se dedicó a cocinar. Cada ingrediente que picaba o mezclaba era un recordatorio de momentos felices: las risas mientras intentaban cocinar algo que no terminaba de salir bien, las miradas cómplices mientras saboreaban sus creaciones. Mientras los aromas se entrelazaban en el aire, Glenn se sintió lleno de una energía renovada, como si estuviera tejiendo un nuevo recuerdo.

Cuando Amelia llegó a casa, su rostro se iluminó al ver la mesa dispuesta con velas y platos humeantes.

-Wow, ¿qué es todo esto?- preguntó, la sorpresa reflejada en sus ojos. Glenn sonrió, sintiendo el calor en su pecho.

-Quería hacer algo especial para ti. Espero que te guste.-

Mientras cenaban, el ambiente se llenó de risas y anécdotas. Cada bocado era un eco de su amor, una celebración de la vida que habían logrado construir en medio del caos. Glenn tomó su mano, sintiendo que todo en el mundo estaba bien, al menos por esa noche.

Después de la cena, decidieron ir al patio trasero. La brisa nocturna era suave y el cielo estaba adornado con estrellas brillantes. Glenn extendió una manta y se acomodaron juntos, disfrutando del silencio y de la presencia del otro.

-Es precioso.- dijo Amelia, recostándose contra él. -A veces me cuesta creer que tengamos esto.-

-Lo hemos logrado a pesar de todo.- respondió Glenn, con una sonrisa llena de significado.

-No siempre es fácil, pero siempre encontramos la manera de seguir adelante.- Ella asintió, y él pudo ver la satisfacción en su mirada.

A medida que la noche avanzaba, comenzaron a recordar momentos divertidos de su pasado, riendo a carcajadas. Glenn le habló de su primer encuentro, de cómo había sido un día lleno de tensión en el campamento.

-Recuerdo que llegaste con esa actitud desafiante, como si pudieras conquistar el mundo.- bromeó.

Amelia se rió. -Y tú, tratando de ser el héroe en medio del caos, pero claramente perdido.- Glenn no pudo evitar sonreír al recordar esos días. -Siempre fuiste mi heroína, incluso entonces.- le dijo, mirándola a los ojos.

El ruido del mundo exterior se desvaneció, y solo existían ellos dos. No había caminantes, no había peligros inminentes; solo el amor que habían cultivado. Glenn sintió que, aunque la vida era incierta, había algo seguro en su corazón cuando estaba con Amelia.

La noche avanzó, y al mirar las estrellas, una sensación de paz lo envolvió. Sabía que, en un mundo lleno de caos, habían encontrado un refugio en su amor. Mientras se recostaban juntos, sus manos entrelazadas, Glenn se dio cuenta de que siempre habría esperanza mientras estuvieran juntos. Eso era todo lo que necesitaban para enfrentar lo que viniera.

nota de la autora.

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