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Las calles de Seúl se observaban bastante animadas durante las noches, se podían distinguir los múltiples letreros luminosos y llamativos que adornaban la fachada de algún local o actividad en particular. Cada uno iba por su lado, todos vistiendo algún tipo de abrigo para cubrirse del aire frío que estaba azotando en la ciudad durante esa noche.

Ella avanzaba a zancadas lentas, apenas desplazándose por las calles. Sentía que sus mejillas se congelaban por todo el aire frío que chocaba contra su cuerpo, haciendo que los delgados cabellos danzaran con el viento, su flequillo que llegaba a cubrir su frente también se desordenada durante el camino. Suspiró, notando a simple vista que el clima era bajo, pues pudo observar el vapor saliendo de su boca; su pequeña nariz, delicadamente esculpida y con una curvatura que daba la sensación de armonía en su rostro, se podía apreciar con un leve tono rojizo. Sus labios ligeramente carnosos, con ese brillo natural de color carmesí, con una forma de corazón casi perfecta, que temblaba levemente por los escalofríos que sentía. Sus manos se ocultaban dentro de los bolsillos de su abrigo, sus piernas recibían la mayor parte del aire, pues el uniforme escolar no favorecía para nada en la época de frío a pesar de que solía llevar puestos sus calentadores.

Sunghae iba de vuelta a su casa, perdida en sus pensamientos a la vez que escuchaba música en sus audífonos, a un volumen lo suficientemente alto como para salir de la realidad.
Pues, la fémina sentía que ese vacío se volvía más grande conforme daba un paso más, su corazón se estrujaba al saber que tendría que esperar unas horas más hasta que el día fuese otro y poder ir a la escuela que, si bien no era su actividad favorita, estar con sus amigos le hacía rellenar momentáneamente ese vacío que la drenaba por dentro.

Hacía tan solo unos minutos que había dejado a su amigo Min Yoongi unas calles atrás, dado a que no iban en la misma dirección. Y, aunque fue poco el tiempo que pasó sin estar en compañía de alguien conocido, sentía un dolor en el pecho que iba aumentando. Por esa misma razón su actividad favorita era escuchar música, siempre con audífonos, ya que de esa manera podía olvidarse por unos instantes de todos los problemas con los que debía de vivir en su día a día.

Inhaló y exhaló profundamente mientras seguía su andar, distinguiendo a lo lejos aquel edificio departamental en el que ella vivía junto a su madre y su padre.
Subió las escaleras, sintiendo como si sus piernas pesaran el doble de lo que era. Cuando estuvo en el cuarto piso, miró hacia abajo, encontrando el cuerpo de un pequeño felino que se revolvía en el suelo, juguetón y alegre. Sunghae no pudo evitar sonreír un poco y se detuvo frente al animal, se arrodilló y comenzó a darle leves caricias que fueron bien correspondidas por el gato, que rápidamente hizo ese característico ronroneo.

Ella no tuvo la noción del tiempo que estuvo al lado del felino, hasta que pudo percibir aquel aroma del cigarrillo viniendo del piso de arriba, justo en el balcón. En cuestión de segundos ya se había enderezado y continuó subiendo al quinto piso, en el que se ubicaba su departamento.

—— Pensé que ya no llegarías.

La fémina vió la silueta de su madre, de espaldas, el cabello algo ondulado de la mujer que apenas llegaba a rozar en sus hombros, recargándose en el balcón del pasillo y con un cigarrillo en mano.

—— Yo... Es sólo que me entretuve con algo —respondió ella, mirando a sus zapatos.

—— No me interesa, lo sabes —aclaró la mujer mientras miraba por encima de su hombro, sin voltear por completo.

—— Lo siento... —tartamudeó Sunghae mientras daba media vuelta para entrar al apartamento.

Sostuvo la manija de la puerta en una de sus manos y la giró con gran rapidez para poder entrar, luego cerró detrás de ella mientras se recargaba en la puerta y miraba al techo, soltando un largo suspiro.

ONEIRIC   |   Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora