Sus alrededores no eran los mismos a los que solía acostumbrar. En esta ocasión, Sunghae se hallaba en lo que parecía ser un bosque, tranquilo y pacífico —que era todo lo contrario a su día a día—. Poco después se escucharon los crujidos de ramas y hojas, dándole a entender que alguien se acercaba a donde ella estaba; giró todo su cuerpo para volver a encontrarse con el hombre que últimamente había estado carcomiendo su mente, adueñándose de sus pensamientos.
Aquel hombre con sus tatuajes, su musculatura que era evidente y le hacía ver mucho mejor, esa sonrisa que deslumbraría a cualquier mujer que le observase.
La belleza de Jeon Jungkook era irreal.
—— Sunghae, por fin te encontré... —ofreció esa sonrisa, tan pura y sincera.
—— Sigo sin entender esto —confesó la fémina, mirando que aquel hombre se acercaba hasta ella.
—— No hay nada que entender, Sunghae —estiró su mano hacia su dirección— Sólo es cuestión de que olvides todo...
La chica miró confusa hacia la palma de su mano, dudando sobre si tomarla era lo correcto o no. Mordió levemente el interior de su labio, indecisa por cuál sería su siguiente movimiento.
Finalmente, posó su mano sobre la de él, sintiendo como el chico la tomaba con más confianza, guiándola entre la gran cantidad de árboles que les rodeaban.—— ¿A dónde iremos? —preguntó Sunghae, con un tono de intriga pero también uno de nerviosismo en su voz.
—— A un lugar tranquilo, creo suponer que es lo que necesitas en este momento —miró por encima de su hombro, encontrándose con la mirada de ella— ¿No es así? —sus labios formaron una sonrisa ladina.
La chica sólo pudo asentir con algo de inseguridad, pero sin ser capaz de detenerse para contradecir su palabra.
Algo tenía aquel hombre que le volvía tan vulnerable y seguía sin poder descubrirlo.Entre zancadas, llegaron a un lugar más apartado de aquel bosque, uno donde pudo observar una pequeña manta en el suelo, con una canasta en el centro. Frunció el ceño y achicó sus ojos, algo desorientada.
—— Me parece que no has comido bien hoy, ¿Me equivoco? —cuestionó Jungkook, a la vez que la invitaba a tomar asiento sobre uno de los cojines que se encontraban sobre la manta— Puedes comer lo que quieras, te hará bien.
Ella no supo que pensar, cómo reaccionar, mucho menos sabía qué responder. Y a pesar de todo eso, terminó sentándose a su lado, dando un último vistazo a su alrededor nuevamente.
—— No estés tan nerviosa —interrumpió él— Sólo quiero hablar contigo, quiero que me cuentes de ti, quiero que tengas confianza en mí...
Unos segundos después, por fin habló.
—— Gracias, Jungkook... —esbozó una pequeña sonrisa mientras sentía sus mejillas arder levemente.
Él copió la acción de Sunghae y después metió sus manos en la cesta, buscando los recipientes dónde tenía la comida. Abrió todos y cada uno de ellos para ponerlos frente a la chica, quien quedó maravillada por todo lo que tenía enfrente de ella.
Jungkook cogió unos palillos para llevar un trozo de gimbap a los labios de la fémina, quien dudó por unos momentos, sin embargo, cedió y acepto el bocado que él le ofrecía.—— Aún no comprendo por qué esto se siente tan real... —mencionó la chica al tragar el bocado de comida.
El chico quedó estático, sin saber que responder con exactitud; suspiró y cambió de tema rápidamente.
—— Veníamos a hablar sobre ti, ¿Lo recuerdas? —se acomodó mejor en su lugar para tener una vista más amplia de Sunghae.
—— Mi vida no es muy interesante, Jungkook —miró hacia el suelo, sintiendo que su sonrisa se esfumaba conforme dijo esas palabras.

ESTÁS LEYENDO
ONEIRIC | Jeon Jungkook.
Fiksi PenggemarUn mundo de mierda contrastado con un mundo de ensueño. Jeon Jungkook era un sueño. Y tal vez no era broma.