Capítulo 3

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Hermione estaba de pie en la puerta de la enorme habitación de hotel que Draco había reservado en Francia. Parecía más una casa pequeña que un cuarto matrimonial para dormir. Ella había notado que solo había una cama y no pudo evitar sentirse aterrada por lo que eso significaba. Pero él se deshizo de sus preocupaciones cuando le dijo —No reservé dos habitaciones porque llamaría demasiado la atención. Siéntete libre de usarla como quieras,  dormiré en otro lado sin que nadie lo sepa— Hermione no dijo nada mientras lo veía caminar hacia la puerta —¿Granger?— Ella lo miró —Lamento haberte gritado antes, no debí hacerlo— Dijo y salió de la habitación.

Hermione se había quedado completamente sola, estaba en un país maravilloso, en un hotel que lucía lujoso y hermoso y sin embargo todo lo que deseaba hacer era meterse a la cama y dormir.

No estaba segura si Malfoy aparecería de nuevo en la habitación el resto de la noche así que se llevó todo lo que necesitaba al enorme baño de mármol blanco para darse una larga ducha. Se miró en el enorme espejo iluminado de la pared, su maquillaje estaba arruinado y sus ojos ojos porque algunas lágrimas querían salir de nuevo. Se sentía agotada, era el tipo de cansancio que no es físico, aquel que te hace sentir sentimentalmente demolida.

Mientras se se quitaba la ropa dejaba ir sollozos silenciosos. La terrible idea de lo que Malfoy podría hacerle estando a solas había atravesado su mente un par de veces, pero en ese momento se sintió un poco más tranquila. Al menos él no parecía interesado en obligarla a nada físico en privado.

Mientras se duchaba se le ocurrió que llorar era una estupidez, podría estar pasándola peor, no, Ron podría estar pasándola peor si estuviese cumpliendo la condena. Lo que ella había hecho ni siquiera era un sacrificio, tenía comida, casa y solo duraría dos años. Ella podía soportar aquello.

Había sido la ducha más larga de su vida, para cuando había terminado el baño olía a vainilla, su piel estaba limpia y exfoliada a la perfección. Estaba lista para dormir. Había escogido una de las pijamas de seda que la modista de los Malfoy le había dado, estaban demasiado aferrados a dar una buena imagen y prácticamente la hicieron deshacerse de su antiguo guardarropa. Estaba acostumbrada a dormir sola, o al menos lo intentaba. Pero aquella enorme cama la hacia sentir terriblemente sola por lo enorme que era. Tomó una pastilla para dormir de su neceser y se acostó debajo de toda la ropa de cama, pronto quedó totalmente inconsciente.

Por la mañana el ruido de alguien tocando la puerta la despertó, le tomó un rato concientizarse de donde estaba, una vez que lo había hecho fue a abrir la puerta. En el pasillo esperaba un joven uniformado con un carrito lleno de comida, al verla le regaló una cálida sonrisa —Buen día Señora Malfoy— Hermione sintió extraño escuchar que la llamara así —He traído el desayuno.

—Gracias pero... yo no pedí nada.

—Su esposo nos pidió en cuanto llegaron por la noche que trajera el desayuno para usted a esta hora. También me pidió que le dijera que pasará por usted en dos horas, para que esté lista entonces— El joven dejó lista la pequeña mesita de la habitación para que Hermione desayunara. Así lo hizo mientras leía el periódico que le habían dejado en la mesa, era de ese mismo día y en la portada aparecía una foto enorme de ella y Malfoy en la boda. Que gran fotografía, habían capturado el momento exacto en el que él la tomaba por la espalda y se había acercado a ella, parecía una escena romántica. Incluso ella estaba sorprendida. El titulo solo alimentaba el morbo de las personas para que siguieran intrigados con la nueva y recién casada pareja.

Dos horas después estaba usando un bonito vestido azul y unos tacones bajos mientras esperaba por Malfoy, cuando apareció no dijo absolutamente nada y la guió hasta la salida. A partir de ese momento su vida se convirtió en un montaje, Malfoy desaparecía por las noches y volvía por la mañana usando ropa nueva, salían a comer para que la gente se creyera la luna de miel y luego volvía a dejarla en la habitación de hotel. Ni siquiera era entretenido, él no parecía interesado en hablar con ella en lo absoluto. Solo le hablaba cuando era necesario. "Sonríe" "Actúa como si estuvieses feliz de estar aquí" "Sonríe para la foto" esas eran las frases que más usaba. Y ella se sentía verdaderamente harta.

Mrs. MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora