𝐶𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜

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¿En qué momento de mi vida llegué a ésto?

Me siento patético y desesperado por un simple helado, debo parecer un niño pequeño.

Ni siquiera en mi niñez me emocionaba tanto por algo así.

Aunque no es un helado cualquiera, ésto tendría un impacto en mi vida, en mi corazón.

Puedo sentir las miradas de mis amigos, incluso escuchó la respiración de mi hermana a mi costado.

Que ganas de darle un codazo.

⸻ Durazno como sus labios, galleta como sus ojos y vainilla como su cabello - Anunció el heladero, sintiendo la tensión en el ambiente - Y por último, jarabe de fresa.

¿Escuché bien?

Yuuki permaneció en silencio, observando cómo su helado era bañado por aquel dulce líquido rojizo. Posiblemente era una combinación horrible de sabores, pero poco le importaba ahora.

Horrible, sí, pero al menos me subirá la presión, la debo tener por el subsuelo de los nervios.

En silencio tomó el helado, evitando hacer contactó visual con sus amigos o el heladero.

¿Estás pensando lo mismo que yo? - Le preguntó Katsumi a su hermano, apenas aguantando la emoción, parecía más entusiasmada que él.

Yuuki asintió ligeramente, aún procesando.

⸻ Bueno, ahora tenemos dos jotos entre nosotros - Dijo Killua, ganándose una mirada asesina.

⸻ Bueno, ahora tenemos dos jotos entre nosotros - Dijo Killua, ganándose una mirada asesina

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⸻ Juro que lo mataré - Murmuró Killua, dejándose limpiar la cara con una servilleta.

Luego de haber soltado ese comentario, su querido cuñado no lo pensó dos veces antes de aplastarle la cara contra su barquillo, dejándolo cubierto de helado, y sobre todo pegajoso.

⸻ Sólo a ti se te ocurre decir algo así conociendo el temperamento de Yuuki - Comentó Leorio, mordiendo los extremos de su barquillo

Y... Terminé - Exclamó Katsumi, seguido de lanzar la servilleta a un cesto de basura cercano.

¿De que creen que estén hablando? - Preguntó el adulto, observando a la distancia a Kurapika y Yuuki.

Ambos prefirieron hablar del tema en privado, no tendrían tiempo de hacerlo más tarde, ya que al ser universitarios tenían mil proyectos encima.

Era hora o nunca.

Los cuatro se miraron entre sí, encogiendose de hombros. Ninguno tenía una idea clara para responder la pregunta de Leorio.

𝑃𝑒𝑜𝑝𝑙𝑒 𝑊𝑎𝑡𝑐ℎ𝑖𝑛𝑔 - 𝐾𝑢𝑟𝑎𝑝𝑖𝑘𝑎 𝐾𝑢𝑟𝑡𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora