CAPÍTULO II - MATA EL RENCOR

134 15 7
                                    

Estaba en silencio, pensando con la mirada perdida.

Han pasado dos semanas desde que me encontré de nuevo con esa maldita general; Najenda. La tenía en mis manos, ahí estaba, justo ahí, solo era dispararle en la cabeza y todo hubiera terminado. ¿Por qué no lo hice? La respuesta era muy clara, mientras miraba su ojo al estrangularla, y esa mirada tuerta desesperada por negociar conmigo para que no le diera fin a su existencia, ciertamente hizo fluir ese lado en mí, yo, Herzlos Morningstar, quien decía estar decidido en acabar con Najenda de manera dolorosa, sentí piedad, y perdoné su vida mientras pensaba en todo lo que pasó ese día. Sentí humanidad, bondad, en mí, y eso perjudicó mi directiva de ese día, tuve corazón con el enemigo, no debería tenerlo para los enemigos. Los enemigos son enemigos y debo exterminarlos antes de que me exterminen a mí, es así de simple. Realmente soy un fracaso.

La piedad era una parte importante de la razón por la cual no le rompí el cuello ese día, pero también fue un abrir de ojos, me di cuenta de que ciertamente estaba cometiendo un error muy estúpido. Si la mataba, Akame sabría que fui yo, ya que claramente que yo de repente aparezca y que Najenda de repente desaparezca, solo deja un sospechoso probable. Al menos, eso es lo que pienso. Eso me hubiera puesto en una enemistad con la armada rebelde, la mala reputación sería tal que, incluso si me llegara a unir haciendo un trato, al final ellos no tendrían por qué cumplir su palabra conmigo, entonces yo terminaría perdiendo y trabajando gratis, arruinando todo y sin posibilidad de recuperar mi reino, ya que sería yo solo contra un ejército impenetrable, lo que conducirá a mi muerte.

Seguí reflexionando, aquí sentado en esta banca, en este parque tranquilo, mientras en mi campo de visión aparecía un perro callejero dándole bien duro a una perrita sofisticada y doméstica.

¿Qué debería hacer? No me agrada la idea de estar bajo sus órdenes en Night Raid, en lo absoluto, pero... ¿Qué otras opciones tengo? Lo pensé cuidadosamente por un rato, y un escenario que sería imposible dio una solución. Enamorar a la general Esdeath, la más fuerte, una historia de amor de enemigos que terminan sintiendo una conexión despertada en batalla, y tienen un romance a escondidas del mundo y del deber. Obviamente son puras tonterías, estoy seguro de que si esa mujer me ve, me va a querer es pero torturar hasta la muerte. Era casi imposible, pero...no, olvídalo, recuerdo que era muy bonita y admito que ahora que lo pienso, estoy muy cautivado con la fuerza y confianza de esa mujer. Una mujer fuerte, hermosa, confiada, y poderosa, es naturalmente sexy. Pero olvídalo, debo evitarla hasta tener mi cúspide de fuerza, si la enfrentó ahora mismo, probablemente termine convertido en nieve o escarcha de hielo.

— ¿Nn?

— Oh, disculpa si te molesto. La banca es pequeña, así que puede que esté muy cerca tuyo...

— Um... Okay, no hay problema...

Eso se sintió extraño. Interrumpiendo mis pensamientos caóticos de la balanza entre la ira, el rencor, y la razón, una mujer se sienta justo en la banca donde yo estaba, era realmente extraño porque podía ver tres bancas vacías en los alrededores. Reparé en el aspecto de esa mujer mientras me ruborizaba un poco. La mujer tenía una piel blanca que se veía firme y suave, ojos color ámbar y de cabello rubio algo desordenado corto y cuyas patillas llegan casi hasta sus pechos, pechos que eran los más grandes que haya visto hasta ahora. ¿Son naturales? Creo que sí, ciertamente la Capital Imperial guarda unos grandes secretos. Ciertamente... Su contextura es llamativa y escultural, gracias a sus grandes atributos físicos, claramente podrías ver que tiene un GRAN corazón. La razón de que podía ver tanto a primera vista es por su ropa. Vestía una bufanda alrededor de su cuello, de igual forma su torso era cubierto por un top negro ceñido al cuerpo que llega solo hasta a la parte media de su cintura, dejando visible gran parte de su figura, en los brazos lleva dos mangas anchas conectadas a brazaletes metálicos dorados que se hacen más angostas en sus antebrazos llegando hasta otros brazaletes del mismo color en la parte de sus muñecas. La sección inferior de su vestimenta estaba compuesta por un cinturón de hebilla redonda que sostienen unos pantalones con un diseño estilo Cowboy, los cuales tiene una abertura en cada uno que deja entre ver su panty color negro, y calza unas botas.

SILVERSLAP - Yo En Akame Ga Kill (PAUSADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora