CAPÍTULO I - EL PRINCIPE CAÍDO

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Seis meses han pasado desde aquel trágico momento.

Yo, Herzlos Morningstar, un antes amado y respetado príncipe de un reino encantador, aquel que antes lo tenía todo, ahora no tenía nada y tenía que buscar la manera de sobrevivir. Estaba realmente en lo más bajo, enfrentando una situación que realmente jamás pensé tener que vivir, y era muy desagradable puesto que, muchas veces, tenía que buscar en la basura para poder encontrar algo no tan malo y comer algo. Tuve que huir a otro país para garantizar mi seguridad. He tenido que recurrir a métodos bastante desagradables, como aprovecharme de que siempre me han dicho que tengo un aspecto hermoso, y usar eso para prostituirme y ganar todo el dinero que pueda para alojamiento y alimento, cada vez estaba más demacrado y con un riesgo bastante elevado a ETS.

Y soy muchas cosas, pero no un ladrón, eso jamás. Me enseñaron a ganar dinero con trabajo, soy incapaz de robar, me educaron demasiado bien.

Realmente, solo podía prostituirme cuando la situación ya era realmente desesperante, la cosa es...algunas veces no conseguía clientes mujeres y me tocaba aferrarme a cualquier ingreso.

Estaba en un país donde no podía hablar, pues no sabía el idioma y no tenía como aprenderlo. Solo me podía valer de las señales obvias y lenguaje corporal.

Al menos, que te dieran por detrás no se sentía tan mal como imaginaba, no era tan doloroso como pensaba si lo haces bien. No es lo que me gustaría decir, pero tenía que ver cualquier punto bueno para mantenerme optimista.

Un día, la Diosa de la Fortuna me dio un beso en la frente.

— ¡¿Príncipe Morningstar?!

Mientras estaba sentado en una esquina pidiendo alimento o dinero, una persona que me conocía me llamó, con una voz totalmente llena de incredulidad y confusión. Al verlo, lo recordé, él se llamaba Carlos, era el tesorero del Reino Morningstar, simplemente se retiró y decidió irse a explorar el mundo como tanto había soñado desde pequeño. Carlos, apresurado se acercó a mí.

— ¡Príncipe Morningstar, es usted! ¿Qué significa esto? ¡¿Por qué está usted así?!

Esa pregunta me hizo recordar todo eso, y solo solté el llanto de dolor que tenía mi corazón, todo el remordimiento por no tener el poder suficiente para poder proteger mi reino y a mi pueblo. Era un remordimiento venenoso, doloroso, realmente desagradable. Carlos me ayudó a ponerme en pie, y apresurado me llevó a su hogar, donde una confusa esposa y una hija vieron llegar a Carlos con un vagabundo mugroso, maloliente, y desgraciado.

— Ugh, ¡pero que olor! Carlos, ¿Quién es él?

— ¡No lo mires así! ¡No es un vagabundo, es el Príncipe Morningstar! Por favor, prepara un baño para él.

— ¿Morningstar? Ya veo, es ese lugar al que nos ibas a llevar el año que viene. ¿De verdad es el Príncipe de ese Reino?

— Mujer, por favor prepara un baño y algo de comer urgentemente. Lo necesita.

Estás personas, hablaban en el idioma que conozco, así que me sentí agradecido por ello. Después de permitir lavar mi cuerpo, y de regalarme ropa limpia para poder vestir, también de que me cortaran el cabello ya que la esposa de Carlos era peluquera, finalmente pude comer algo decente. Tras llenar mi estómago, agradecí por la comida con el corazón. Al ver mis modales y manera de comportarme, la esposa de Carlos parecía estar más convencida de que yo era un noble.

Después de relajarme, hablé.

— Señor Carlos, ¿nos vas a presentarme a estas damas encantadoras?

— Claro que sí. Príncipe Morningstar, está es mi esposa Sophie Guayaro, y ella es mi hija Leidy Guayaro.

Sophie... Igual que mi maestra, realmente me gustaría tenerla a mi lado. Bueno, es lo que sucede en la guerra, la gente se lastima y muere.

SILVERSLAP - Yo En Akame Ga Kill (PAUSADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora