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Deje mi corazón oculto en lo profundo de mi ser, donde todos los cuervos toman su turno para comerse lo que queda de

Pov Zoro Roronoa

El destinó era una simple fantasía creada por idiotas para tener a alguien a su lado, estando en un mundo de castas era muy visible esa diferencia y más cuando se trataban de personas cercanas.

Desde hace varios años había eliminado la posibilidad de tener alguna pareja destinada inclusive cuando en Wano Hiyori había insinuado que ambos éramos perfectos el uno para el otro, dentro del barco a medida de los años las parejas se fueron manifestando.

La gran verdad era que mi pareja destinada había muerto desde hace años atrás y por tal lazo roto había estado viviendo gracias a mi fuerza de voluntad.

No había problema el no tener pareja,  además no era el unico en el barco, tenía mis objetivos y convertir a Luffy en el rey de los piratas era mi final, no tenía idea de que pasaría después de este viaje. De alguna forma todos habíamos envejecido en este viaje, ya no éramos tan jóvenes para seguir viviendo sin afrontar las consecuencias de nuestros actos.

Era muy observador y sabía que alguien también había perdido a su destinado en su niñez, tratándose del cocinero y aunque luchará por ocultarlo con su obsesión por las mujeres, era muy evidente las noches en mirando hacia la misma dirección.

El cocinero pervertido siempre había sido un problema menor, nunca pensé que me atraería a una situación sin salida, pensé que seguiríamos sin ningún contratiempo, pero todo esto cambió desde el momento en que salimos de esa isla y vi al ero-cook ponerse mal por culpa de dicha planta, nunca lo había visto en un estado tan deplorable.

Mi buen olfato me hizo darme cuenta que el olor de Sanji había cambiado de ser casi imperceptible a ser cómo una ráfaga de viento invitándome a quedarme a su lado, era imposible no quitarle los ojos de encima cuando vomitaba a cada momento.

Es cómo si algo en el me invitará a quedarme a su lado, cada vez que se desmayaba era inevitable no llevarlo a su cama cuando era quien lo encontraba, pasó de tener un apetito mediocre a ser de los primeros que comían ganándole a Luffy.

Claramente algo iba mal.

El olor de Sanji siempre lo había comparado con el de un beta, no poseía feromonas fuertes y nunca lo vi preocuparse por su celo que llegaba una vez al año, ahora sus feromonas habían cambiado entre un dulce postre y a la vez un agrio olor a leche.

Comencé a creer que había enloquecido y se trataba de algún efecto de mi celo haciéndome una broma tonta, pero nada de eso cambió con las semanas y era mi turno de preocuparme por el aunque me evitará.

Ya no discutía sin razón, no peleaba, se la pasaba callado, fumaba con más intensidad y hasta lo había visto tomarse 3 botellas completas de vino, algo iba mal.

La seriedad de la situación aumento al ver a Torao en el barco por lo que al querer saber que ocultaba, me quedé detrás de la puerta escuchando todo y sintiéndome miserable, no podía dejarlo ir otra vez.

Al momento de enterarme de toda la verdad sería un imbecil al decir que de alguna forma no había creado una especie de lazo con ambos, algo impensable pero no imposible, seria inaudito que no me hiciera cargo de mis estúpidas acciones, por lo que no lo dejaría, no me importaba estar al lado de Sanji si eso significaba tener una esperanza.

Nunca imaginé que el destinó nos uniera de una forma improbable y por medio de un bebé mágico.

—Zoro deberías relajarte un poco, tus feromonas siguen siendo fuertes y pueden empeorar la condición de Sanji—Chopper suspiró cansado mientras caminábamos hacia el consultorio de Torao.

Limbo [Zosan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora