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Taehyung
Por fin había conseguido calmar mi mierda de la locura en el ático y había comido mi bocadillo. Extendí mi saco de dormir en una de las salas de estar de la planta baja y preparándome para la noche. Yoongi no había respondido a mi texto de antes. Me preguntaba si estaba bien, y esperaba que él no estuviera sentado en su casa volviéndose loco sobre nuestra intimidad de la noche anterior.
Pude ver un futuro con Yoongi. Cuanto más tiempo paso en esta casa, más quería verlo en ella conmigo. No podía explicarlo, pero realmente se sentía como que esta casa no sería un verdadero hogar sin Yoongi en ella conmigo. Le envié un rápido mensaje de texto para decirle que estaba pensando en él y luego unas palabras con amigos para jugar mis turnos en los juegos abiertos que había en marcha.
Había acabado de marcar sesenta y ocho puntos en una triple palabra con la letra 'x' cuando oí un fuerte ruido del piso de arriba seguido por lo que sonaba como lamentos de un alma en pena. Sin vacilar, salté de mi nido en el suelo y corrí arriba.
Oí un crujido de la tabla del suelo por encima de mi cabeza en el ático. Mierda. ¿De nuevo con el ático espeluznante? Eran momentos como este que odiaba ser un alpha. Se esperaba del alpha el ser valiente, pero sinceramente no lo estaba sintiendo en este momento.
Sin embargo, esta estaba a punto de convertirse en mi casa, así que tuve que ser alpha e investigar. Abro la puerta del ático y corriendo por las escaleras, sólo me detuve para recuperar la pelota croquet roja en mi camino. No era mucho de un arma, pero al menos tenía algo sólido en la mano.
Cuando brilló mi luz sobre los intrusos, la última persona que yo esperaba ver era a Yoongi. Si no hubiera estado tan asustado, probablemente habría olido su fuerte olor a especias de calabaza desde abajo. No estaba prestando atención a exactamente esos pequeños detalles por el momento sin embargo.
— ¡Taehyung! ¡Gracias a Dios que eres tú! Espera. ¿Qué haces aquí? — Yoongi se detuvo entonces, y me miró con confusión, como si fuera el que estaba fuera de lugar.
— ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué mierda, Yoongi? ¿Es esto una especie de situación de humo y luces en la que me atraes con tu dulce acto y luego me asustas con el acto de la casa encantada? ¿Y para que ustedes dos puedan entrar aquí y robar? ¿En serio? ¡Ni siquiera sé qué pensar en este momento! —.
Mi miedo se había convertido en rabia, y yo no estaba pensando antes de que las palabras salieran volando de mi boca. Yoongi ayudó a Jimin y le entregó una linterna sin molestarse en mirarme a mí. Su postura rígida me habría preocupado si yo no estuviera tan jodidamente cabreado.
— Jimin, ¿podrías recoger el juego de croquet del Abuelo mientras hablo con Taehyung? El caddie está más a la izquierda de la escalera — Jimin asintió en silencio y fue a trabajar, mientras que Yoongi se volvió hacia mí — ¿Taehyung? ¿Podríamos hablar aquí, por favor? —.
