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Taehyung
Miré alrededor de la casa vieja de gracia que pronto me pertenecería. Me imaginaba Yoongi a mi lado, y un futuro con el omega seria de color rosa. Caminando a través de la planta baja, no podía evitar la sensación extraña de ser observado. Pasé por la cocina sorprendentemente moderna. Los dueños anteriores no habían escatimado gastos en la habitación.
Yoongi se daría la vuelta cuando viera las amplias superficies de granito y la enorme estufa de seis quemadores. Los hornos dobles serían perfectos para hacer grandes comidas durante las vacaciones cuando nos reunimos con nuestros amigos para celebrar la temporada. Negué con la cabeza, divertido por la forma en que ya estaba planeando un futuro con mi omega tímido.
Parecía natural sin embargo. Por alguna razón, no podía imaginar vivir en esta casa sin Yoongi. Él sólo pertenecía aquí, pude sentirlo en mis huesos. Caminé arriba y hurgue las distintas habitaciones y baños. El pequeño estudio haría la cueva de un escritor perfecto para mí.
Una vez más, como me imaginaba trabajando allí, la imagen de Yoongi se me vino a la mente. Yo estaría sentado en mi escritorio grande de madera, absorto en la escena que estaba creando en la pantalla del ordenador portátil cuando las manos de Yoongi descansarían sobre mis hombros mientras se inclinaba para ver lo que había escrito antes de besar mi mejilla. Suavemente me diría que lo dejara porque la cena estaría lista pronto.
Sonreí por la imagen, miré a la ventana y me sobresalté cuando vi una pequeña señora reflejada en ella. Me di la vuelta para verla sonriéndome con ojos chispeantes y las mejillas rosadas. Todo su cuerpo era pequeño y de aspecto suave, como si estuviera hecha para dar abrazos y galletas para los niños pequeños.
Una vez que encontré mi voz, dije: — Disculpe. No sabía que había alguien más aquí en este momento. Soy Taehyung. ¿Y usted es? —.
Ella se rió alegremente y me despidió con la mano.
— Soy Sunhee, mi querido muchacho. Sólo quería entrar y ver cómo eran las cosas en este antiguo lugar. Perdóname por sorprenderte —.
Ahora que mi pulso se había reducido a un ritmo más normal, sonreí fácilmente.
— No se preocupe, señora. ¿Usted conoce a la gente que vivía aquí? Es un hermoso lugar desde siempre, ¿verdad? —.
Sunhee sonrió amorosamente mientras corría de un lado del carril de la silla que corría a lo largo del tercio inferior de la pared.
— Se trata de una hermosa casa, sí. Pero lo más hermoso son los buenos recuerdos que contienen estas paredes —.
Sonreí con un afecto mutuo para la casa. Después de todo, no la compraré si no la amara ya.
— Lo apuesto — dije — Si estas paredes pudieran hablar, ¿verdad? —.
Sunhee sonrió y dijo: — Usted se sorprendería, joven. Ahora dime, Taehyung. ¿Qué es lo que te trajo a esta casa? ¿Asumo que eres el nuevo propietario? —.
