Capítulo 1

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06:30 am comienza a sonar la alarma. Un nuevo día comienza y Darwin se levanta para prepararse, desayunar eh ir a entrenar. Bueno, tal vez se levante en unos 5 minutos más, o quizás 10, por qué no? Aún es temprano.

07:20 am Darwin se levanta corriendo de la cama como alma que la lleva el diablo. Se ha quedado dormido.
No le dará tiempo a ducharse, se viste apurado, metiendo el pie en el agujero equivocado del pantalón, sacándoselo a los tirones para volverselo a poner mientras recita una catarata de improperios. Su desayuno consistirá en una tostada a medio hacer con un poco de mermelada, es insuficiente pero lo solucionará como todo un buen uruguayo: con mate.

El día claramente no ha comenzado bien, esta llegando tarde al primer entrenamiento de la temporada, cual adolescente en película juvenil gringa. Y se suponía que ésta iba a ser su temporada, esperaba que ésto no fuese un augurio.

Darwin Nuñez, delantero Uruguayo surgido en Peñarol, había llegado al Liverpool de Inglaterra como un fichaje estrella la temporada pasada, con un costo que rondaba los 100 millones de euros después de haber sido el goleador de la liga de Portugal con el Benfica. Las expectativas, por supuesto, eran bastante altas teniendo en cuenta su alto costo, y más aún con el arribo del delantero noruego Erling Haaland a su competidor Manchester City, por un costo supuestamente menor. Las comparaciones en medios y redes no se hicieron esperar, convirtiéndose en memes y críticas despiadadas cuando el delantero de los Citizens comenzó a romper récords goleadores en su primer temporada, mientras que a Darwin parecía estarle costando demasiado adaptarse a su equipo.

Y decir "parecía" era un eufemismo, le costó y aún lo hacía.

Adaptarse a la liga y al equipo obviamente le costó, como a casi cualquier futbolista recién llegado. Excepto el vikingo del City, pero ese era un androide, no era justa la comparación.
Adaptarse a su nueva ciudad, y más aún, al clima de la misma, le costó. Las lluvias frecuentes con esporádicos días soleados no ayudaban a mejorar su ánimo.
La soledad, le costó. A diferencia de la mayoría de sus compañeros que tenían ya su familia formada o mínimamente estaban en pareja, él estaba solo, se había separado de su novia estando en Portugal y ahora lo único que lo recibía al llegar a su casa era el silencio. Y su plantita, hasta que se marchitó porque no tenía mano ni paciencia para la jardinería.

Nadie con quién charlar, ni a quien contarle como estuvo su día, ni con quien expresar sus preocupaciones, nada.

Pero si hablamos de cosas que se le dificultaron no podemos no mencionar al idioma anglosajón. Aveces quería cachetearse a sí mismo por nunca haber puesto atención a las clases de inglés en el colegio. En su defensa, el inglés de Liverpool era aún más difícil que el inglés americano que hubiera aprendido en el colegio, ese "dialecto" conocido como scouse era casi que un idioma aparte, y él ni siquiera dominaba el básico.

En las charlas que daba su entrenador, Jürgen Klopp, él no se enteraba de nada, teniendo que consultar después con sus escasos compañeros hispanohablantes. Socializar con sus compañeros también se le dificultaba, ya que la mayoría se comunicaba en inglés, haciendo que se sintiera algo aislado. Era bastante frustrante. Por eso, esta temporada se había puesto dos metas: mejorar su puntería de cara al arco y aprender inglés.

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Cuando finalmente llegó al entrenamiento, se encontró con todos sus compañeros formando una especie de ronda, y a su técnico hablándoles a todos, con un pequeño pelirrojo a su lado. De lejos no pudo saber quién era, pero al unirse a la ronda lo reconoció: Alexis Mac Allister, procedente del Brighton, flamante campeón del mundo. Claro, había estado tan concentrado en sus cosas que había olvidado el fichaje del Argentino, del que se estuvo hablando éstos últimos días. Siendo honesto, la idea de tener a otro sudamericano, más específicamente rioplatense, en el equipo le gustaba, otra persona con la cual poder comunicarse en su lengua nativa y, aún más importante, alguien con quien compartir el mate.

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