Capítulo 2

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Raramente hoy el día estaba soleado, era aún temprano en la mañana y el entrenamiento se desarrollaba con normalidad. Estaba haciendo ejercicios con pelota en pareja con Lucho, mientras Alexis lo hacía con Konaté.
Una vez terminados, debían rotar de compañero, quedando emparejado con el dueño de sus suspiros.

–Hola morocho, me extrañaste?–

Sabía que Alexis solo estaba jugando, pero ése apodo saliendo de su boca y con ese tono coqueto le producía una estampida de mariposas en el estómago, haciéndolo voltear momentáneamente para que el otro no viera la sonrisita boba que tenía clavada en el rostro.

Ésta era su oportunidad para invitar a Alexis a una cita, algo casual, como amigos claro. Tenía que aprovechar que el día estaba soleado y agradable para salir al aire libre.
Con un poco de suerte podría dar un paso más en su relación con el argentino.

Bueno, suerte no era precisamente algo que le sobrara al delantero Uruguayo, y el día de hoy no sería una excepción.

Habían acordado que Darwin lo pasara a buscar luego del entrenamiento y así pasar la tarde en un parque de diversiones que le habían recomendado, aprovechando que tenían la tarde libre.
Quería darle una buena impresión al omega, así que se vistió bonito, se perfumó y le compró un pequeño y pomposo budín, estilo carrot cake que sabía qué el pelirrojo amaba, para compartir por la tarde con unos ricos mates. Todo perfecto.

Ya en el parque todo iba bien, a Alexis parecía estarle encantando el plan, queriendo subir a todos los juegos. Parecía que al mayor le gustaba bastante la adrenalina, Darwin por su parte no era tan fan. Y aquí estaba, tratando de convencer al colorado de que los autitos chocadores eran mucho más emocionantes y divertidos que esa horrible free fall tower, iba tan concentrado en su propósito que no vio al niñito que venía corriendo en su dirección hasta casi chocarlo. En un intento por esquivarlo, se corrió bruscamente, chocando en su lugar a Alexis, que cayó de boca al piso, sin apenas tiempo a reaccionar.

–Ay no, Ale– corrió a levantarlo del piso, sintiéndose la peor basura al ver un pequeño hilito de sangre cayendo del brazo del argentino al levantarse, el cual había usado como apoyo al caer.

No importa cuantas veces el pelirrojo le repitió que no era para tanto, que realmente no le dolía y que había sido un accidente, Darwin seguía sintiéndose culpable. Se suponía que debía brindarle un día maravilloso al mayor, no lastimarlo.

Después de la enésima disculpa del moreno, Alexis le propuso que lo "perdonaba" si se subía con él a la montaña rusa, más para calmar la conciencia de Darwin que otra cosa, el Argentino realmente no estaba enojado en lo absoluto.
El menor se vio en la obligación de aceptar, un poco por las disculpas, un poco para complacer a Alexis, y otro poco porque es un alfa, se supone que los alfas no son cobardes.

Ok, él tal vez no sea un alfa convencional, porque de solo ver la montaña rusa y escuchar los gritos de los que subieron antes que ellos ya se estaba poniendo nervioso. Él no entendía el chiste de subir ahí a sufrir, es que ésta gente nunca vió Destino Final?
Juntando coraje y poniendo su fachada más estoica, a quien nada le afecta subió al carrito y se abrochó el cinturón, rezando internamente un padre nuestro. Y que sea lo que Dios quiera.

Aparentemente lo que Dios quería era humillarlo un poquito más, no contento con sus gritos de niña durante todo el trayecto, al bajar comenzó a sentir una sensación rara en el estómago, algo así como náuseas.
Alexis, muy divertido y emocionado por la experiencia, no paraba de hablar de lo divertido que había sido y cuál sería el próximo juego al que subir antes de irse. Mientras tanto Darwin luchaba contra las náuseas, para cuando quiso correr a un baño ya era tarde, y terminó expulsando todo en medio del camino. Después de que el personal de limpieza se hiciera presente a arreglar el desastre, salió disparado al baño a enjuagarse la boca, rogando que a nadie se le hubiera ocurrido firmarlo justo en ese momento.


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