Tinteros, plumas y el rozar de un marcador.

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Uno de los recuerdos más tempranos de Red Son era ver a su padre escribir en la palma de su mano.

Ya había pasado una década desde que el Fuego de Samadhi había sido removido de él, y aunque Red Son no era menos temperamental, al menos no estaba activamente incinerando todo alrededor de un radio de doce millas, así que tenía permitido visitar a su padre en su estudio. Red Son estaba sentado en el regazo de Demon Bull King, silenciosamente viendo cómo revisaba diferentes mapas y papeles, anotando algunas cosas en ellos, Red Son tenía la edad suficiente para hablar pero no para leer. Pero no estaba aburrido. A pesar de lo poco que podía comprender, Red Son estaba emocionado de ver el trabajo de su padre como un rey demonio y futuro conquistador del reino mortal.

Pero de repente, su padre se detuvo, alzó su pincel, y comenzó a escribir un pequeño mensaje en la palma de su mano.

Esto confundió mucho a Red Son. Él había aprendido de sus clases de caligrafía que no debía manchar sus manos con tinta, mucho menos escribir en ellas intencionalmente, pero ahí estaba su padre, escribiendo en la palma de su mano, a propósito.

"P'Pa" Red Son alzó sus manos golpeando los masivos antebrazos de su padre, tratando de detener tal extraño comportamiento. Su padre soltó una carcajada, baja y cálida, dándole palmaditas a la espalda de Red Son.

"Estoy hablando con tu madre," le dijo. "¿Hay algo que quieras decir?"

Red Son alzó su cabeza para toparse con la mirada de su padre y frunciendo el ceño. Red Son no era un bebé; podía reconocer una trampa cuando la veía. Su madre estaba en una misión diplomática lejos- tan lejos que sería más rápido esperar a que regresara que molestarse en mandar una carta. No había manera de que su padre estuviera hablando con ella en ese momento. Y tampoco estaba escribiendo una carta, ¡ya que estaba escribiendo en su mano y no en el papel que estaba justamente delante de él!

DBK debió comprender la expresión de tormento de su hijo, porque acercó la mano en la que había escrito hacia él. "Tu madre y yo estamos conectados," explicó. "Lo que sea que escriba en mi mano ella lo verá. Y si escribe de vuelta, aparecerá en mí."

Antes de que Red Son pudiera objetar, apareció línea negra justo debajo de los dedos de su padre. Red Son estaba tan sorprendido mientras se formaban letras a través de su mano. Reconocía esa letra. Era la elegante caligrafía de su madre, dándole una corta respuesta al mensaje de su padre. Red Son exclamó en silencio, sus pequeñas manos tratando de alcanzar las palabras que su madre había escrito.

"Algunos demonios están conectados con otros," le comenzó a explicar DBK tiernamente mientras Red Son picaba el mensaje de su madre. "Sus mentes y almas están tan entrelazadas que nuestros cuerpos son uno. Si uno se mancha el otro lo siente."

DBK se rió orgulloso, su pecho rugía con tal intensidad que hizo temblar los huesos de Red Son. "Es una muestra de fuerza matrimonial cuando una pareja está conectada tan profundamente. Los dos demonios son iguales en cada aspecto, y esta unión refleja su fuerza."

Red Son podía escuchar la maliciosa sonrisa de su padre mientras alardeaba. "Y naturalmente, ninguna unión es tan poderosa como la que tengo con Princess Iron fan." DBK se rió, y Red Son se carcajeo también, tratando de inflar su pecho para que su voz retumbara en toda la habitación.

DBK resopló, el vapor que emitía le causó cosquillas en la frente y lo hizo chillar de alegría. "Es un lazo mucho más poderoso que las palabras, algunas criaturas inferiores han tratado de ponerle nombre. Los humanos le llaman 'almas gemelas' un término rudimentario, que no puede ni empezar a describir la conexión que tu madre y yo tenemos."

Red Son concordaba que los molestos e insignificantes mortales nunca podrían comprender totalmente un lazo como el que tenían su madre y su padre, pero no podía evitar repetir esa palabra una y otra vez en su cabeza. Un alma gemela. Un gemelo para tu alma. Un amigo y compañero entrelazado a ti. Una conexión tan poderosa que compartían las marcas en su piel.

Un Jardín A Través de Nuestras Clavículas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora