Llamas gemelas en un barco de madera.

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Red Son pensó que al menos sabía en qué se estaba metiendo.

Él era un demonio de fuego que había pasado toda su vida aprendiendo a como perfeccionar sus llamas, y aunque nunca fue capáz de controlar el Verdadero Fuego de Samadhi, él era su creador, así que era el único que podía darle a la Chica Dragón el tipo de asesoramiento de primera mano que necesitaba. Y considerando el hecho de que ella aún no había convertido al mundo en cenizas, entonces era totalmente capaz de aprender cómo empuñar apropiadamente el Fuego de Samadhi.

Red Son había pasado algún tiempo con la Chica Dragón antes– ella destruyó su carro deportivo, robaron duraznos juntos, la salvó de morir en el desierto, ella lo golpeó en la cara y robó su carro al que después presumiblemente también destruyó. Si Red Son inspeccionaba su mano lo suficiente, aún podría encontrar las marcas de dientes por aquella vez que ella lo mordido con tanta fuerza que incluso pudo usar su brazo como un huso. Red Son la… la había manejado antes. La podía manejar nuevamente. Además, tal vez toda la meditación que había planeado calmaría sus tendencias rabiosas.

Esto, por supuesto, no sucedió, porque ninguno de sus planes podían nunca funcionar.

Ambos habían acampado en un templo avandonado con vista a un valle. Era lo suficientemente espacioso para que pudieran entrenar, y apesar de que mayor parte de la construcción estaba hecha de madera, el Fuego de Samadhi tenía la capacidad de quemar cualquier cosa, así que el hecho de que el lugar era inflamable tenía poca relevancia en la cara de esas llamas que lo podían consumir todo.

El Sol estaba alto en el cielo, cálido contra la espada de Red Son. “Empezaremos con unos estiramientos.” Dijo, tronando su cuello. Red Son se quitó el saco y lo aventó sobre balcón cuando de repente, la Chica Dragón gritó. “¡NOOO!”

“¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?!” Red Son prendió chispas en sus manos buscando por cualquier cosa a la que la Chica Dragón podría estar buscando. ¡¿Acaso Lady Bone demon los había alcanzado tan rápido?! Volteó a mirar nuevamente a la Chica Dragón para ver qué estaba mirando, pero para sorpresa de Red Son ella lo estaba mirando a él, con los ojos llenos de terror.

“¡NO PUEDE SER! ¡NO ES POSIBLE!” Cayó dramáticamente de rodillas, sus manos se extendían hacia Red Son. “¿CÓMO ESTÁS TAN FORNIDO?”

Red Son tartamudeó, extinguiendo la flama en su mano. “¿Disculpa?”

La Chica Dragón gimoteó las palabras más que hablarlas. “Nunca te habías quitado ese estúpido saco, así que MK y yo hicimos una apuesta sobre cómo te veías sin el-”

“¡¿Que hicieron qué?!” El Fuego había Regresado completamente ahora, el cabello de Red Son arremolinaba con indignación. “Eso es ABSOLUTAMENTE-”

La Chica Dragón continuó su lamento, completamente ignorando a Red Son. “MK dijo que había sostenido tu brazo una vez y que sintió algo de músculos, pero yo pensé que estaba siendo un idiota y apostaba que eras flaco, y ahora le debo como un millón de té's de queso.” La Chica Dragón soltó un quejido, arrastrando hacia abajo sus manos por su cara dramáticamente.

De repente volteó su cabeza hacia Red Son. “No hay forma de que ENSERIO estés así de fornido. ¡¿Sólo es una ilusión rara de esas que hacen los demonios verdad?!” Apuntó a Red Son acusatoriamente. “¡Cuando te cargué en el jardín de duraznos, no sentí NADA de musculos! ¡¡Tus muslos parecían RAMAS!!” La Chica Dragón comenzó a sacudir sus manos en el aire con indignación hacia Red Son. “¡PESABAS COMO CUATRO KILOS EN MIS HOMBROS, Y AL MENOS ALGO DE ESE PESO ERA DEL DURAZNO QUE ESTABAS SOSTENIENDO!”

Red Son cruzó los brazos en su pecho mientras se encogía en sí mismo, su rostro probablemente igual de rojo que el saco que se acababa de quitar. Realmente no estaba tan fornido– había construido un poco de masa muscular en sus brazos de siglos de metalistería y herrería, pero no era para tanto. Para ser honestos, el físico larguirucho de Red Son era una vergüenza para él considerando la masiva corpulencia de su padre. Incluso su madre tenía más masa muscular que él.

Un Jardín A Través de Nuestras Clavículas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora