Lagrimas sobre un maldito 10

4 1 1
                                    

                                                                                                                            Paco de Lucía, Madrid

Comencé a sentir el frío ambiente cada vez más, no era nada nuevo en todo aquello.

- Perdón, sabes que yo nunca querría hacerte daño.- Soltó.

Sabía que iría a decirme aquello, era de costumbre para él ya que todo se estaba volviendo muy repetitivo. Empezó a crear un patrón, básicamente se basaba en humillarme de la peor manera que tu propia pareja podría hacerlo.

''pensé me que iría a matar''.

En ese momento mi boca permanecía lo suficientemente cerrada para no poder siquiera sacar respiro por ella, aquella frase seguía insistiendo en mi cabeza minuto por minuto.

- Da igual.- Secamente saque de mi boca, sin poder saber como al final hubiera podido exponerle alguna frase corta sacada por mí.

Comencé a pensar que aquello ya era bastante, aunque sinceramente ya lo estaba normalizando de alguna manera, pero estaba claro que él lo único que hacía al ver que yo de alguna manera lo estaba normalizando era decir; ''deja de victimizarte''.

- Sabes que no da igual, Sara.-

- Que sí, te he dicho que da igual, joder.- Exclamé indignada, de poder ser capaz de pensar en que todo aquello me estaba destruyendo. Comencé a sentir como un calor intenso subía hacia mi cabeza, expandiéndose por mis ojos, cada vez los sentía más calientes y el ambiente a mi alrededor se estaba volviendo aún más oscuro, se me estaban empezando a venir recuerdos bastantes lúgubres de mi infancia, me solía pasar cada vez que mi cuerpo comenzaba a tocar fondo.

Todo aquello me estaba desgastando, no podía más y es allí cuando comencé a sentir como una caliente lágrima corría lentamente por mi suave tez. Me la limpié rápido, no quería seguir mostrándole toda aquella debilidad que poseía mi dolorido cuerpo. en aquel momento.

Sabía que todo aquello ya se estaba convirtiendo en un nuevo trauma, no era solo un empujón de colegas, ni siquiera un golpe tonto.

Eras más de lo que el decía: "no es para tanto, deja de hacerte la victima".

- Es mejor que nos vayamos-. Dijo, con su exasperante voz.

Para mí, al menos su voz comenzó a serlo. 

En un mismo agujeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora