10 de Enero 2023

19 2 4
                                    

                                                                                                                               Paco de Lucía, Madrid


Acababa de salir bastante estresada de aquella boca de metro, nos encontrábamos en un lugar bastante hastío. Básicamente en medio de la nada, solamente podrías encontrar un edificio a unos 200 metros parecido a un gran gimnasio de gente pija. El ambiente era muy frío, parecían hacer 5 grados en aquel lugar, y yo estaba lo suficientemente tapada como para no sentir pizca de frio. Pero claro, estaba claro que aquel frío era imposible de evitar. Tenía las manos heladas.

Mirando a mi alrededor en frente de aquella boca habían algunos edificios parecidos a un par de urbanizaciones también de gente adinerada.

Caminamos durante aproximadamente siete minutos en un continuo y vacío silencio hasta que al fin y al cabo solté, -oye, perdón por haberme puesto así-. Siempre tenía que acabar excusándome por algo que quizá, sus propios actos me hacían sentirme de aquella horrible manera y soltar todo lo malo que tenía dentro, pero claro yo en aquel momento sabía que si no le decía nada volvería a permanecer callado por un gran y largo rato.

-Da igual, ya estoy acostumbrado-. Soltó sin mirarme a la cara con una voz nada alegre y cansada, también es verdad que el se había acabado de despertar pero aquella no era una excusa para hablarme sin ganas.

Acabamos viendo que no había nada que hacer en aquel lugar así que, nos dirigimos hacia unas escaleras que habían en aquel hastío y lúgubre lugar.

No habíamos intercambiado ninguna palabra mas, así que, decidí sentarme en una de los peldaños de aquella escalera que formaba parte de un caminito que llevaba hacia la carretera.

-Piensas quedarte a dos metros de mi como siempre, o es que no eres capaz de admitir que no e apetecía quedar-. Dije mientras él estaba apoyado en una fría y gris barandilla que hacía parte de aquellas cortas escaleras.

- Madre mía-. Soltó.

Era obvio que acabaríamos discutiendo, llevábamos un par de semanas discutiendo seguidamente casi todos los días por no decir todos.

- Pretendes que yo te sea cariñoso y esté apegado a ti después de que hayamos discutido otra vez por tu culpa?-. Dijo con una expresión de cansancio y bordería. A mí eso ya me tenía acojonada ya que no podía expresar ya mis sentimientos hacía cada cosa que el hacía y no era tan de mi agrado. Claramente yo siempre acababa teniendo la culpa de todas las discusiones según él ya que yo no me podía mantener callada después de todo lo que me había hecho y siempre acababa diciéndome que no sabía para qué había vuelto con él si no dejaba el pasado atrás, ya que según él había cambiado, y así era, Había estado cambiando en todo lo que me hizo, parecía que ya estaba empezando a centrarse en mi y de una manera bastante drástica diferenciada a las anteriores veces las cuales solo prometía y hablaba, pero eso no acababa quitando todo lo que me comenzó a hacer.

- No lo sé, ya te he pedido perdón y se suponía que me habías aceptado la disculpa-. Dije sabiendo que, estaba claro que nadie va a hacer como si nada después de una discusión excepto yo. Por otra parte sabía y estaba bastante confundida últimamente porque sabía que yo no tenía toda la culpa de ello, y que él le acababa dando la vuelta a todo lo que hacía para que yo comenzase a sentirme la culpable de todo aquello que había sacado por mi boca.

- Siempre haces lo mismo, cagarla diciendo tonterías y luego pedir una disculpa como si nada-. Dijo por tercera vez o cuarta en todo lo que llevábamos de semana y allí volvió mi sentimiento de culpabilidad hacia mí, aun que en el fondo yo sabía que no tenía la culpa de todo aquello.

Comenzamos a discutir aún más y allí fue donde el empezó a sacar cosas de mi pasado como las drogas, lo cual el mismo sabía que ese tema era bastante delicado y que me había costado mucho todo ese proceso, o al menos era yo lo que pensaba de aquel tema. Yo le prometí no volver a sacar nadan del pasado y el hizo lo mismo, en este caso el rompió aquella promesa que al fin y al cabo sabíamos que si sacábamos algo del pasado del otro iba a ser algo doloroso dependiendo de que, así que, procedí a sacar yo también algo, y allí fue donde el se convirtió en una persona sin sentimientos y sin escrúpulos que ya había sacado algo lo bastante fuerte como para acabar rematando aquellos asuntos tan dolorosos de mi pasado.

Cogí, me levanté de aquella fría escalera y dije: -me voy, si decides volver a hacer aquellas cosas que ya me hiciste una vez, ve y hazlas-. Mi cabeza en aquel momento ya estaba lo suficientemente derrotada como para seguir participando en aquella conversación o mejor dicho discusión.

Cada paso era más helado, pero no me arrepentía de haberme levantado. Aquella humillación que sintió mi sien ya era muy fuerte como para permanecer con aquella persona que me acababa de herir fuertemente con aquellas palabras.

- Ven.-Gritó.

-Me cago en Dios Sara vuelve.

Seguí caminando rectamente hasta que me giré a ver si el se había levantado después de rato de insistir en que volviera. Vi que comenzó a correr detrás mía muy rápidamente hasta pillarme y cogerme bastante fuertemente.

Llevaba un buen tiempo haciendo este tipo de cosas las cuales me acaba hiriendo bastante fuerte tanto mental, como físicamente sobre todo.

Me pilló, sí.

En un mismo agujeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora