Jennie supo el momento exacto en que Lisa y Chaeyoung entraron en el gran salón de Wyman casi una semana después. Otros proyectos, además del contrato militar, los habían retenido fuera de la ciudad, dejándola sola en la oficina con asuntos pendientes. No había previsto lo mucho que las echaría de menos ni la excitación que recorría su cuerpo cuando ellas estaban cerca.
Pero los sintió detrás de ella y su cuerpo repentinamente volvió a cobrar vida. El vello de su nuca se erizó debido a un primitivo instinto y desvió su atención del apuesto Director de Marketing con el que había estado charlando.
Su cabeza giró; de forma distante, ella sintió su largo cabello negro ondular encima de sus caderas, acariciando la seda de su cómodo vestido color bronce.
Le molestó la sensualidad que experimentó, ya que le hizo ser consciente de que la tensión sexual que hubo entre ellas aquella tarde de la semana pasada no había disminuido y de que su cuerpo estaba dispuesto e impaciente por su toque. Ya no era sólo Lisa a quien su cuerpo ansiaba, sino también a Chaeyoung.
Chaeyoung nunca había formado parte de ninguna de sus fantasías sexuales con Lisa, hasta el mes pasado.
Durante la semana pasada, mientras permanecía en su solitaria cama fantaseando con Lisa, apareció la imagen de Chaeyoung, de sus manos tocando su cuerpo, mientras ella imaginaba el pene de Lisa, su erección llenando su boca al tiempo que la de su hermana llenaba su coño. Eso había sido sumamente erótico. Había sido sumamente inoportuno. Ya era bastante difícil mantenerse apartada de una de los hermanas; no necesitaba agregar al otra a la ecuación.
—Disculpe —murmuró ella al joven con el que había estado hablando y se encaminó hacia la barra por otra copa de champán. Valor líquido. Necesitaba algo que la ayudara a hacer frente a la tarde que le aguardaba.
Jennie tenía que admitir que había esperado que ninguna de las dos regresara a tiempo para asistir a la pequeña fiesta que ofrecían Jessy y Terrie para celebrar los seis meses de la amistosa y muy lucrativa unión de las empresas de electrónica Delacourte y Manoban. Cada una de las compañías tenía diferentes puntos fuertes y áreas de experiencia que, combinados, producirían con el tiempo una empresa líder en las manufacturas electrónicas. Esto y los contratos gubernamentales que las dos empresas unidas pudieran atraer las llevaría a la vanguardia.
Sorbiendo su champán, Jennie mantuvo una distancia prudente entre ella y las hermanas. Maldición, no había considerado que ellas jugarían un doble juego con ella en la forma en que lo hacían. Pero debería haberlo sabido.
Había sido muy tonta para no darse cuenta. Sabía que ellas eran parte de los tan nombradas Troyanas, un grupo de elite dominante que a menudo practicaba ménages sexuales con sus mujeres.
Varias ex esposas de miembros del grupo habían cometido el error de hablar a algunos buenos amigos sobre el pequeño grupo y los comentarios se habían extendido como reguero de pólvora entre la pequeña comunidad de ciudadanos influyentes. Exactamente qué eran las Troyanas nadie lo sabía realmente. Sexualmente dominantes, eran mujeres cuyos gustos en cuestión de sexo estaban fuera de lo que se consideraba natural.
Su mejor amiga, Terrie, se había casado con uno de las miembros y Jennie sabía que parte de la relación con su nueva esposa implicaba, sin ninguna duda, a un tercer compañero. Era algo de lo que Terrie hablaba muy poco, pero Jennie sabía que la otra mujer había encontrado aquello que siempre había faltado en su vida. Eso no significaba que Jessy no fuera sumamente posesiva con su esposa. Lo era.
El amor que las unía era imposible de ignorar. Jessy nunca miraba a otra mujer, pero a veces compartía a su esposa.
Afortunada Terrie.
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𝐏𝐄𝐑𝐕𝐄𝐑𝐒𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒||𝚟𝚎𝚛𝚜𝚒ó𝚗 𝙶!𝙿
FanfictionEl control lo ha significado todo para Jennie Kim. Control de la oficina que ha dirigido como secretaria de Jesse Wyman, y ahora también control de la oficina de Lalisa Manoban. Pero Lalisa no está satisfecha con ser controlada por su ardiente secre...