La cabeza de Jennie giró, sus dientes se cerraron sobre el pulgar de Lisa, su lengua golpeándolo, caliente y provocativa mientras inclinaba su cabeza contra el hombro de Chaeyoung, arqueando su cuerpo hacia Lisa al sentir la lengua de Chaeyoung recorriendo su oído. Jennie podía sentir la mirada de las otras mujeres, ocupando sus asientos en la habitación con todos los ojos clavados en ellas.
No era la primera vez que ellas habían vuelto loca a una mujer delante de otras miembros de Club, ella lo sabía. Terrie le había dado toda la información que tenía, aunque hubiera sido incompleta en el mejor de los casos. Ella sabía que lo que pasase esta noche sería su elección. Sabía que al dar este paso, se hacía parte de las vidas de Lisa y de Chaeyoung de un modo del que nunca podría arrepentirse.
— ¿Tienes idea de lo excitante que esto puede volverse, Jennie? —Lisa le preguntó suavemente.—Todos los ojos están sobre ti, mirándote, esperando ver el momento en el que no puedas soportar más el placer y todo dentro de ti explote. Esto es lo que el Club es, nena. Esto es lo que somos. Lo que somos. Lo que seremos. El disparador que transforma el clímax de una mujer en una explosión diferente de cualquier cosa que ella haya conocido jamás. Sus deseos más oscuros, sus necesidades más profundas. Nosotras deseamos nada más que ser el cumplimiento de ellas.
Jennie deseó gritar ante su declaración, deseó o bien enfurecerse con ellas por aceptarla tan bien, o bien gimotear sumisamente. Y aquella necesidad de gimotear la devolvió a la realidad. Ella se haría con el control aquí. No ellas.
Ellas aprenderían que ella podría ser tan dominante, tan agresiva, como cualquiera existente.
Se inclinó apartándose de Chaeyoung, pasándose la lengua despacio sobre sus labios carmesíes mientras sus manos se deslizaban sobre los brazos de Lisa, que la miró estrechando los ojos. Oh sí, le gustaba eso.
Lisa no estaba seguro de qué esperar, de lo que ella haría. Permitió que sus dedos se posaran sobre su pecho, enredándose en los bordes separados de su camisa.
Un tirón rápido y botones se dispersaron. Detrás de ella, Chaeyoung gimió, sus manos apretando sus caderas mientras ella recorría con sus labios la amplia extensión de carne musculosa. Su lengua rodeó sobre un duro pezón al tiempo que su otra mano se movía más abajo, enredando los dedos alrededor de la rígida longitud de la polla de Lisa, que aumentaba en demanda bajo sus pantalones.
—¡Joder! —Sus caderas corcovearon contra la repentina caricia al tiempo que sus manos agarraban su cabeza e inclinaba los labios sobre los de ella.
Ella la encontró con sus dientes. Un pellizco fuerte en la curva hambrienta lo hizo retroceder, mirándola fijamente con la cara enrojecida de deseo. —Chica malo—espetó ella para luego gemir, un bajo suspiro de placer al sentir los dientes de Chaeyoung en su cuello. Raspando, advirtiendo.
Lisa rió peligrosamente.
—Nosotras somos dos, tú una —le recordó oscuramente.
—Es verdad—sus dedos se movieron a su cinturón, aflojándolo con los movimientos rápidos y deliberados de sus dedos.
—La próxima vez, tal vez use las ataduras con vosotras.
Un segundo más tarde la polla de Lisa era libre. Jennie no le dió tiempo a tomar represalias. Se dobló por la cintura, sus nalgas presionando los muslos de Chaeyoung mientras su boca cubría la amplia cabeza de la carne que sobresalía del cuerpo de Lisa.
Lisa llenó su boca, estirando sus labios, quemando su lengua con el calor de su polla.
—Jennie—Lisa gruñó cuando su lengua rozó la carne, parpadeando al sentir que su boca lo succionaba profundamente, moviéndose sobre la punta de su erección con golpes estables mientras ella sentía las manos de Chaeyoung deslizarse bajo el dobladillo de su vestido, alzándolo.
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𝐏𝐄𝐑𝐕𝐄𝐑𝐒𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒||𝚟𝚎𝚛𝚜𝚒ó𝚗 𝙶!𝙿
FanfictionEl control lo ha significado todo para Jennie Kim. Control de la oficina que ha dirigido como secretaria de Jesse Wyman, y ahora también control de la oficina de Lalisa Manoban. Pero Lalisa no está satisfecha con ser controlada por su ardiente secre...