—¿Nos vamos? —reapareció a los pocos minutos.
Me quise morir.
Una camisa azul marino cubría su cuerpo ahora. Y los pantalones ajustados a juego no le hicieron bien a mi estabilidad.
—Sí. —tome el plato que seguía frente a mi.
—Déjalo. La cocina no abrirá hasta dentro de dos horas. —me dijo simplemente. —Si quieres, en ese cuarto hay pasta de dental y cepillos nuevos.
—Bien. —me apresuré a donde me había señalado y me cepillé los dientes rápido. Saliendo de ahí ya me estaba esperando.
Lo seguí entonces. Salimos de la cocina y pasamos por todo el restaurante antes de llegar a la salida.Tomamos un ascensor y salimos en el estacionamiento.
—Por aquí. —continuó liderando el camino mientras yo iba penas un paso atrás.
Se detuvo frente a un distintivo auto negro. Notoriamente lujoso y aún así con discreción. Vidrios polarizados y un brillo sofisticado. Del tipo de marca que no podías pronunciar correctamente.
—Wow. —fue lo único que mi cerebro pudo formular.
—¿Te gusta? —me preguntó mientras presionaba un botón que quitaba los seguros.
—Es lindo. —contesté con una sonrisa.
—Vamos, sube. —me abrió la puerta dejándome entrar primero.
Tuve un par de segundos para apreciar la comodidad en asiento y sorprenderme con el aroma del auto. Como un perfume caro. Los cristales parecían invisibles de lo impecables.
—¿Quieres que te lleve todo el camino o prefieres un lugar cerca? Aún te ves un poco nervioso.—claramente mis declaraciones lo tenían en la sintonía correcta.
¿Confiar mi información a un completo extraño que solo conozco por artículos de internet y prensa o no confiar en él?
Difícil decisión.
—¿Prometes no convertirte en un asesino en serie una vez que estemos cerca de mi hogar?—bromee.
—Lo prometo. —sonrió. Y ese hoyuelo hizo su aparición nuevamente.
—Bien, llévame a casa. —sonreí.
Me paso su teléfono y tecleé la dirección en la aplicación del GPS. El tiempo que marcaba eran 27 minutos.
—Ponte el cinturón. —me guiñó el ojo y arrancó el automóvil.
Nos deslizamos fuera del estacionamiento en cuestión de segundos. La luz de la mañana se había vuelto cegadora. El aire dentro del auto parecía más denso. Difícil. Aunque quizás fuera solo yo y mis pensamientos locos sobre el hombre manejando.
A una sola mano. La vista fija en la carretera. En algún punto había puesto música y movía su cabeza al ritmo de esta. Era atractivo. Más que eso. Era una invitación a mirarlo. A desearlo.
Quería que me mirase.
—Puedes cambiar la música si gustas.
—Está bien.
Asintió y siguió sin mirarme.
Fue hasta un semáforo, la luz roja apareció en nuestro campo de visión. Se detuvo suavemente y finalmente giró su cabeza y sus ojos se posaron en mi.
—¿Tengo algo en la cara?
Mierda.
—No, solo pensaba que eres muy guapo.
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MALAS DECISIONES || NAMJIN || +18
Short StoryEn una noche de cita que prometía ser memorable, Seokjin , un hombre con una inclinación por las decisiones impulsivas, se encuentra en un restaurante, esperando inquieto al que podría ser el amor de vida. Sin embargo, las cosas nunca salen como lo...